ÉL
NOS ENTIENDE…
LEER ISAÍAS CAPÍTULO 40
28 ¿No has sabido, no has oído que el Dios
eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se
fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.29 El da esfuerzo al cansado, y
multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.30 Los muchachos se fatigan y se cansan,
los jóvenes flaquean y caen;31 pero los que esperan a Jehová tendrán
nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán. (Isaías 40:28-31)
¿Qué tanto nos
cansamos? ¿Cuántas veces fallamos? Dios conoce bien la condición humana.
Hace dos
mil años el Hijo de Dios tomó forma humana mostrándonos su amor al humillarse y
despojarse de toda su gloria para morir por nuestros pecados. Pero al hacerse
hombre, Cristo se despojó no sólo de su gloria sino también de su poder como
Dios. La primera vez que fue tentado en el desierto por el diablo, le contestó:
“no sólo de pan vivirá el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Él se hizo
carne, se hizo hombre, y al hacerlo se despojó de su poder. Todas las veces que
hizo milagros, los hizo con el poder del Padre. Y como se hizo carne, el sintió
como hombre.
Tuvo la
experiencia del cansancio, de la tentación (sin caer) y del dolor. Jesús se durmió
mientras había una tormenta alrededor. Es cierto que Él confiaba totalmente en
su Padre, pero si dormía en un momento así es porque probablemente estaba
agotado. Cuando lo despertaron los temerosos discípulos los regañó, pienso que
en parte por su falta de fe, pero ¿a quién le gustaría que le interrumpieran su
sueño?
Cuando
estaba en Getsemaní, antes de ir a la cruz, Jesús sufrió una condición conocida
por la medicina como hematidrosis. Traducido es sudar sangre. Se da cuando una
persona se enfrenta a una situación de estrés psicológico extremo. Cuando
estuvo en el desierto luego de ayunar por cuarenta días, ¡tuvo un terrible hambre! ¿Qué significa esto
para nosotros?
15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no
pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo
según nuestra semejanza, pero sin pecado.16 Acerquémonos, pues, confiadamente al
trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno
socorro. (Hebreos 4:15-16)
¿Estás
cansado? ¿Has caído? ¿Estás sufriendo? Cristo te entiende y quiere socorrerte. Él
se compadece de tu condición, tu dolor, tu necesidad. Acércate que en Él hay
gracia y misericordia. Hace veinte siglos estaba durmiendo y calmó la
tempestad. En este día, Él está despierto y quiere calmar tu tempestad.
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