Leer Jeremías 1
Dios sabía que el llamado de Jeremías no era fácil, sabía que lo que Jeremías estaba a punto de hacer era ir en contra de todo el pueblo. El corazón de los hijos de Israel se había endurecido a causa de sus pecados. Dios al conocer el camino que llevaba su pueblo levanta a un hombre para ir y advertirle a todo el pueblo que estaban a punto de ser castigados. Jeremías tenía una dura tarea de ir a hablar la palabra de Dios en medio de un mundo, donde sabía que lo iban a rechazar, donde sabía que tenía que estar preparado para cualquier cosa que pudiera pasarle.
Pero a pesar de lo duro de su llamado Dios le habla a Jeremías y le dice:
4 Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo:
5 Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.
6 Y yo dije: !!Ah! !!ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.
7 Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande.
8 No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová.
9 Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.
10 Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar. Jeremías 1:4-10
No importa donde el llamado de Dios te lleve, recuerda que donde sea que vayas llevarás arraigado en tu corazón la bendición de Dios. Nunca olvides que el te ha marcado para llevar avivamiento donde sea que te encuentres. Jeremías cumplió su misión hasta que no pudo más. Sin importar lo difícil que sea la tarea que Dios te ha puesto, o que tan lejos irás, el poder de Dios irá contigo y nada podrá hacerte frente. No temas porque Dios irá contigo para librarte.5 Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.
6 Y yo dije: !!Ah! !!ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.
7 Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande.
8 No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová.
9 Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.
10 Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar. Jeremías 1:4-10
Jeremías conocía muy bien la condición del pueblo y sabía exactamente a lo que Dios lo estaba llamando. Sabía que el mismo podía perderlo todo y ser llevado cautivo junto al pueblo. Pero en ese momento se da cuenta que donde el fuera, Dios iría con él y que eso era lo único que importaba.
Recuerdas el día que Dios te llamó? Recuerdas cuando fuiste llamado a misiones? Cuando fuiste llamado a predicar el evangelio? O cuando fuiste llamado a ser luz? Desde antes de ese día Dios ya te conocía y sabía quien eras. Desde mucho antes que nacieras Dios ya te había elegido. Dios ya te había marcado para avivamiento.
El mensaje de Jeremías se cumplió poco tiempo después y el pueblo fue esparcido y llevado cautivo a Babilonia, porque no quisieron escuchar. Pero Dios cuidó siempre de Jeremías a pesar de la invasión y el caos que vivió. Luchó con todas sus fuerzas por cumplir con el llamado de Dios para su vida y no se cansó de exhortar al pueblo y de aconsejarlo. Pero tampoco se cansó de darle esperanza. Porque el mensaje de Jeremías a pesar de ser de castigo y destrucción también fue de esperanza y de paz, porque Dios prometió traer de regreso a su pueblo, y restaurarlo. Jeremías no tuvo miedo de todo lo que le pudo haber pasado porque sabía que estaba haciendo y cumpliendo lo que Dios lo había llamado a hacer. Él sabía que Dios lo había llamado desde mucho antes y lo había marcado para cumplir con la tarea difícil que Dios le había encomendado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario