martes, 14 de febrero de 2012

Reflexion martes 14 de febrero


CUANTO NOS AMA DIOS…

LEER 1 JUAN 4

En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.                   1 Juan 4:9-10

Puede ser la frase más sencilla y probablemente la hemos escuchado un millón de veces. Pero si hay algo que no pasa de moda, no nos cansamos de escuchar, no cambia, es que Dios nos ama.

Nos amó desde antes de habernos creado,
Nos amó cuando le conocimos,
Nos ama aun cuando le fallamos,
Nos ama cuando nos levantamos…

Es más, dice la Palabra que “nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”. (1 Juan 4:16) Y resulta muy fácil leer eso sin comprenderlo porque tendemos a comparar su amor, con nuestra idea de amor. Pero Dios es muy distinto a esa idea preconcebida que tenemos. Algunos aspectos:

·         Aunque le fallamos mil veces con lo mismo, si se lo pedimos nos perdona. (Su amor todo lo soporta, todo lo sufre, no guarda rencor)
·         Aunque lo rechacemos muchas veces, siempre nos recibe. (Su amor todo lo espera, todo lo cree)
·         Aunque no podamos amarlo como Él nos ama, igual nos ama. (Su amor nunca deja de ser)

Para entenderlo mejor tenemos que ir un poco a la cultura judía. Cuando un hombre quería casarse con una mujer iba donde el padre de ella y se ponían de acuerdo porque el hombre tenía que pagar una dote por su futura esposa. Luego había un período de tiempo donde pasaban varias cosas. En primer lugar la mujer tenía todo ese tiempo para decidir si quería o no aceptarlo y convertirse en su esposa; en segundo lugar la mujer se preparaba porque le enseñaban todo acerca de cómo formar un hogar. Y en tercer lugar el hombre se iba a preparar una casa, una morada donde iban a vivir.

Cristo vino a esta  tierra a proponer su amor a la humanidad. Pagó la dote en la cruz del calvario cargando nuestros pecados en su propio cuerpo. En primer lugar nosotros tenemos que decidir si vamos a aceptar su propuesta de amor eterno. En segundo lugar tenemos que prepararnos. Pero en tercer lugar:

En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.  (Juan 14:2-3)


No hay comentarios:

Publicar un comentario