SOLAMENTE HAY QUE OBEDECER…
LEER LUCAS 6
¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo
que yo digo?47 Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os
indicaré a quién es semejante.48 Semejante es al hombre
que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y
cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no
la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca.49 Mas
el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra,
sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue
grande la ruina de aquella casa. Lucas
6:46-49
Jesús dijo
estas palabras al final de una de sus enseñanzas. Fue bien claro y directo al
preguntar por qué le llamaban Señor. Esa pregunta es para mí y para ti, que si
eres cristiano probablemente oras, y si oras lo más seguro es que le llamas
Señor (algunos lo repetimos mucho al orar!) pero qué tanto haces lo que él
dice…
Y no se si te
ha pasado, pero a mí me pasa seguido que a veces pienso que necesito un gran evento
transformador para hacer la voluntad de Dios. Me refiero a algo como lo de
Moisés que Dios le habló de una zarza ardiente o como Isaías que tuvo una
visión de un carbón encendido en sus labios. Pero en la mayoría de los casos
Dios no nos da eso, pero nos da algo mejor…su Palabra. ¿Por qué? Porque lo
único que necesitamos es sencillamente obedecer a su Palabra. No las zarzas
ardientes, no los carbones encendidos, sólo su Palabra.
Jesús dijo
que si le hacíamos caso era como si estuviéramos construyendo sobre una roca.
En términos modernos sería construir con los fundamentos de concreto, hierro y
profundidad suficientes para sostener la estructura externa. Lo contrario,
construir sobre la tierra, es como desarrollar una apariencia de cristianos y
orar y preocuparse por dar buen testimonio (estructura externa), pero sin
realmente obedecer a Dios. Y la mentira más grande que nos puede detener es
pensar que obedecer su Palabra es algo complicado. Tampoco voy a decir que es
fácil porque muchas veces cuesta, pero obedecerle a Cristo es algo práctico.
Ahí mismo en Lucas 6 encontramos tres ejemplos:
- Jesús dijo “haced bien a los que te aborrecen” (versículo 27).
- “No juzguen y no serán juzgados” (versículo 37).
- “Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces podrás ver bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano” (versículo 42).
Ahí hay tres
cosas que Jesús acababa de enseñar cuando preguntó por qué lo llamaban Señor.
Las tres cosas son claras, específicas, y directas. Si queremos que Jesús
realmente sea el Señor de nuestra vida no esperemos la zarza o el carbón,
vámonos con esas instrucciones claras y precisas pero que marcan la diferencia
para llegar ser personas cuyo fundamento es Cristo que andan conforme a su
voluntad. Solamente hay que obedecer.
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