QUIEN ES ESTE…
LEER MARCOS 4
Aquel día, cuando
llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado.36 Y despidiendo a la multitud, le
tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas.37 Pero
se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal
manera que ya se anegaba.38 Y él estaba en la popa,
durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes
cuidado que perecemos?39 Y levantándose, reprendió al
viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande
bonanza.40 Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados?
¿Cómo no tenéis fe?41 Entonces temieron con gran temor,
y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le
obedecen? (Marcos
4:35-41)
Esta historia siempre me ha gustado. En primer
lugar me llama la atención como Jesús, después de estar todo el día enseñando,
se aparta de la multitud y se va con sus discípulos en la barca. Por cierto, se
durmió ahí, estaba cansado y eso demuestra que Jesús era humano; no pecaba, pero
si necesitaba un descanso. Los discípulos miraban eso: miraban al maestro,
miraban al hombre, pero todavía no miraban al Salvador.
Ahora, la mayoría de los discípulos eran pescadores
y literalmente vivían en el mar, entonces, el hecho de llevar la barca de un
lado al otro era su diario vivir, su elemento, su fuerte. Cuando se levantó la
tempestad hicieron lo que sabían y trataron de controlar la barca, huir de las
olas, probar algún método porque bueno, probablemente habían estado en otras
tormentas antes. Como nada parecía funcionar y sus intentos eran inútiles se
empezaron a preocupar y dijeron ‘nos vamos a morir’.
A todo esto, Jesús profundamente dormido… y lo
fueron a despertar. Siempre pensé que él se molestó porque lo despertaron o porque
no tuvieron fe para orar ellos mismos y que el mar se calmara. Pero me di
cuenta esta semana que el tiempo verbal con el que dicen la palabra perecemos no se refiere solamente a los
discípulos, sino que incluían a Jesús. Por alguna razón, pensaban que estaban
en sus minutos finales, y este maestro, este hombre, perecería juntamente con
ellos… No podían estar más equivocados…
Jesús se levantó, calmó la tempestad inmediatamente
y ellos se quedaron preguntando ‘¿Quién es este, que aún el viento y el mar le
obedecen?’. Hay tres cosas que me gustan de esta historia para mi vida personal
y se las quiero compartir:
- No sólo en mis debilidades, sino también en mis fortalezas tengo que depender de Dios.
- Sólo porque soy hijo de Dios no quiere decir que no voy a tener tormentas, pero Cristo siempre va a estar en la barca conmigo.
- Jesucristo no sólo quiere que yo sepa de Él, Él quiere que yo lo conozca de verdad.
Los discípulos buscaron a Jesús como último recurso
porque no le conocían. ¿Lo conocemos de verdad o nos estamos preguntando igual
que ellos, quién es este? Ya sea que estemos pasando una tormenta o una calma, es
buen momento para buscarle y conocerle. Él está cercano.
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