Buen café
¿Qué les parece el nuevo look? Curiosamente
esta semana tenía pensado hablar del café entonces cuando lo vi, ¡me encantó!
Les confieso que soy un adicto al café, lo busco aun cuando no tengo ganas y me
gusta en sus diversas formas: granita, cappuccino, negro, con leche, etc. Pero
he tenido una historia interesante con este delicioso manjar de Dios.
Yo solía tomar café desde pequeño pero
era de ese que es en polvo y sólo se lo echas al agua o a la leche. Cuando
entré a la adolescencia aprendí a tomar café de cafetera o de esos que venden y
me empezó a gustar más, pero yo siempre escuchaba de que había un café de buena
calidad y de mala calidad. De repente escuchaba a alguien decir “este café no
sirve” y yo lo probaba y para mí estaba bien. No podía diferenciar un buen café
de uno no tan bueno hasta que mi abuelo nos empezó a regalar un café selecto. Fue interesante porque
ese café supuestamente es como una selección de los mejores cafés de
exportación o algo así y empecé a tomar solo ese.
Al principio pensé que todo seguía
igual hasta que un día compré un cappuccino en una tienda y sabía horrible.
Luego tomé café en que alguien más había hecho y lo mismo. ¿Será que me había
arruinado el paladar? Todo lo contrario, de tanto tomar solo del buen café,
aprendí a diferenciar el malo y
ahora solo el bueno me gusta.
Pasa lo mismo con hacer lo bueno y lo
malo. Hay áreas de nuestra vida que estamos acostumbrados a pecar, o
simplemente hacer las cosas del modo equivocado. Tal vez siempre haces todo a
última hora o siempre tratas a las personas de cierto modo o casi nunca oras
porque no te queda tiempo. No sé cual sea tu caso, pero si siempre hacemos lo
bueno y lo malo, no vamos a saber diferenciarlos. Pero si haces el hábito de lo bueno, por naturaleza vas a dejar de hacer lo malo al punto que te vas a acostumbrar y el pecado será algo
inusual en tu vida. Tal vez al principio te cueste pero todo buen hábito cuesta.
Y Dios nos da un mandato al respecto:
“No dejen que el mal los venza, más
bien venzan el mal haciendo el bien.” (Romanos 12:21 NTV)
Si tenes una lucha o pensas que
necesitas cambiar mucho en tu carácter; no te enfoques en eso; enfócate en los
buenos hábitos que tal vez te hacen falta porque estos por sí solos se van a
encargar de reemplazar malos hábitos. Termino con una frase: “siembra un
pensamiento y cosecharás una acción, siembra una acción y cosecharás un hábito,
siembra un hábito y cosecharás un destino”.
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