El Remedio de Dios para la Depresión
Ayer hablaba con un familiar que muestra claros
síntomas de depresión. Consciente de que tiene un problema me preguntó que qué
podía hacer al respecto. Mientras discutíamos sobre qué medidas tomar le sugerí
que leyera la Biblia. Luego de hablar con ella estuve meditando en esta
sugerencia. Muchas veces hemos escuchado que la Biblia es nuestra pauta de
vida, pero ¿tiene algo que decir la Biblia sobre la depresión?
La respuesta es SÍ. La Biblia no menciona la palabra exacta “depresión”,
pero sí señala sus síntomas muchísimas veces (abatido, triste, contrito,
desanimado, quebrantado de corazón, etc.). La Biblia también nos deja en claro
que nadie esta exento de sufrir de depresión. Las palabras enumeradas
anteriormente fueron usadas para describir personajes famosos de la Biblia como
David, Job, Moisés, Elías, Jeremías, Juan el Bautista, entre otros. Y es en la
historia de Elías que vemos a Dios dando su propio “remedio” o “cura” para la
depresión.
Elías, después de desafiar y matar 450 profetas
de Baal, es amenazado de muerte por Jezabel, huye y se esconde en el desierto
deseando morirse: “Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor
que mis padres” (1 Reyes 19:4). Para que entiendas mejor el contexto lee 1
Reyes 19. Veamos como Dios trató con su desanimo y falta de ganas de
vivir:
A.
Restauró
su salud física. El Señor mandó un ángel con alimento para Elías, el cual
intercalaba con períodos de sueño. El remedio de Dios implica descanso,
comida, y relajación. ¡El cuerpo juega un papel importante en nuestras
emociones! Descansar lo suficiente, comer una dieta balanceada y hacer
ejercicio regularmente ayuda a que nos sintamos bien física y emocionalmente.
B.
Le
dio oportunidad de descargar lo que sentía. ¿Qué haces aquí, Elías? Le preguntó
el Señor, y Elías pudo externalizar su sentir delante del Señor: “El respondió:
He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de
Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a
tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida” (1 Reyes
19: 9-10). ¿Quién mejor que nuestro Creador para entender cómo no sentimos? El
no juzga ni critica, y ventilar los sentimientos y emociones hace que nos
quitemos un peso de encima.
C.
Lo
animó a pasar tiempo en Su presencia. “Sal fuera, y ponte en el monte delante
de Jehová” (1 Reyes 19:11). Nada refresca tanto como estar en la presencia de
Dios. Al leer la Biblia y orar permitimos que Dios nos hable y nos recuerde
quienes somos en Él.
D.
Reorientó
su vida. El Señor le dio una nueva misión: “…vuélvete por tu camino… y
llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria” (1 Reyes 19:15). Una de las
formas más rápidas para acabar con la depresión es dejar de ahogarse en la
autocompasión. Dejar de pensar tanto en ti mismo y en tus circunstancias y
enfocarte en las necesidades de otros, ayuda a ver las situaciones difíciles
desde otra perspectiva.
E.
Le
proveyó de nuevo amigo y compañero. Saliendo de ese desierto fue que Elías se
encontró con Eliseo, quien se convertiría en su sucesor. Las personas que están
tristes y sin aliento necesitan rodearse de amigos y familiares. Eclesiastés
4:9-10 lo dice clarito: “Mejores son dos que uno… Porque si cayeren, el uno
levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá
segundo que lo levante”. No rechaces la ayuda de otros, rodéate de personas que
te aman y puedan ayudarte a sobrellevar tu carga.
Dos cosas que me
gustaría destacar:
1. La Biblia tiene algo que decir sobre toda circunstancia de la vida
2.
Si
alguna vez te llegas a sentir deprimido, ¡sigue el remedio de Dios!
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