Amar
y Ser Amados
Una de las cosas más bellas de ser amada por Dios es
poder recordar cómo empieza mi relación de amor con Él: “En esto consiste el
amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por
nuestros pecados.” (1 Juan 4:10). Dios, como un perfecto caballero, toma la
iniciativa de amarme primero, aún cuando yo no lo merecía. Su más grande prueba
de amor por mi (y por ti) fue mandar a Jesús, su hijo amado, a morir por mis
pecados. Saber que él me amó primero también me da la seguridad de que NUNCA
dejará de amarme porque ¡NO DEPENDE DE
MI!
Pero ser amada de esta manera también conlleva
responsabilidades. 1 Juan 4 continúa diciendo: “Amados, si Dios nos ha amado
así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a
Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se
ha perfeccionado en nosotros” (v. 11-12). Si el amor de Dios por mi es evidente
a través de sus acciones en mi favor, es solo de esperarse que él demande que
ame a otros de la misma manera. Se tiene que notar, y la única manera de que se
note es por medio de las acciones.
Para terminar, 1 Juan 4:8 dice que Dios es amor. Si
Dios es Amor entonces…
Dios es paciente, Dios es bondadoso
Dios no es envidioso, ni jactancioso, ni orgulloso
Dios no se comporta con rudeza, no es egoísta,
No se enoja fácilmente, no guarda rencor
Dios no se deleita en la maldad
Dios se regocija con la verdad
Dios todo lo disculpa, todo lo cree
Todo lo espera, todo lo soporta
Dios nunca dejará de ser
1 Corintios 13:4-8
No hay comentarios:
Publicar un comentario