viernes, 31 de agosto de 2012

Reflexión viernes 31 de agosto


UN BUEN DESAYUNO

!Oh, cuánto amo yo tu ley!
    Todo el día es ella mi meditación.
Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos,
Porque siempre están conmigo.
Más que todos mis enseñadores he entendido,
Porque tus testimonios son mi meditación.
Más que los viejos he entendido,
Porque he guardado tus mandamientos;
De todo mal camino contuve mis pies,
Para guardar tu palabra.
No me aparté de tus juicios,
Porque tú me enseñaste.
!!Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!
Más que la miel a mi boca.
De tus mandamientos he adquirido inteligencia;
Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira.  (Salmo 119:97-104)

Ayer estaba en mi cuarto temprano en la mañana cuando de repente sentí un dolor punzante en el estómago. Era esa sensación familiar de hambre así que fui al comedor y agarre el sándwich de huevo y queso que me habían preparado. Tan pronto mordí y tragué el primer bocado se me fue el dolor y sentí un alivio; ya pude seguir con lo que estaba haciendo. Pero me quedé reflexionando en el hecho que siempre que necesitamos comida nos da hambre, pero cada quien escoge lo que va a comer. Gracias a Dios alguien me había preparado un sándwich porque del hambre hubiera agarrado lo que encontrara.

Lo mismo pasa cuando nos da hambre espiritual. Tenemos una necesidad de la  Palabra de Dios, de aliento, de crecimiento pero ¿qué tan seguido nos alimentamos de la comida correcta? En mi caso, un día típico es levantarme, llevar a mis hermanas a clases y cuando regreso a casa desayuno con el periódico al lado o con el televisor encendido. Estas son dos fuentes de información muy entretenidas, en ocasiones útiles, pero también tienen fuerte contenido de violencia, sensualidad, chismes o pleitos y cosas que no me edifican. Eso es lo que entra por los ojos y Jesús dijo que la lámpara del cuerpo es el ojo. Así como necesito la comida en mi cuerpo, necesito el alimento en mi espíritu, y el único alimento que sustenta y da vida es la Palabra.

La pregunta es, ¿qué le estás dando de comer a tu espíritu y a tu alma? Cualquier cosa que le metamos nos dará la sensación de llenura, pero sólo la Palabra nos dará la satisfacción de un buen alimento, sólido y nutritivo. Necesitamos ese alimento cada mañana, está bien si lees la Biblia en las noches, pero un corto pasaje para meditar es una excelente forma de empezar el día. Y lo mejor es que la Biblia no necesita recetas ni cocineros, ya está disponible para que la disfrutemos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario