martes, 14 de agosto de 2012

Reflexion Miercoles 15 de agosto


Hace poco tiempo me dieron muchas ganas de hacerme miembro de un gimnasio, por alguna u otra razón no he podido entrar, pero no es exactamente de eso que les quiero hablar. La verdad es que soy un poco obsesivo y cuando voy a hacer algo me gusta leer mucho de ese tema para poder estar listo para todo. Una de mis muchas lecturas me llevo al tema de que muchas veces la gente siente temor, ansiedad o nervios cuando va a entrar a un gimnasio por primera vez. Una de las mayores razones es por su aspecto físico, tal vez son muy delgaditos o son muy gorditos, etc. Y creen que cuando entren al gym la gente los va a quedar viendo o los va a juzgar. Una persona llego al punto de decir “voy a entrar al gimnasio hasta que este en forma, para que no me digan nada”, y en eso pensé “y no es exactamente por eso que se entra al gimnasio, para ponerse en forma? En realidad no se ingresa a un gimnasio ya en forma”.
Mis pensamientos me llevaron a reflexionar ya mas en nuestra vida espiritual. Primero que todo he escuchado frases muy relacionadas a esto cuando estamos evangelizando a alguien, dice “cuando ya sea alguien bueno y no viva esta vida que estoy viviendo, allí me voy a hacer cristiano”. Pero nosotros sabemos que cuando tomamos la decisión de aceptar a Cristo en nuestros corazones el es el que hace el cambio en nuestra vida, no necesitamos cambiar primero para llegar a sus pies; cuando llegamos a sus pies el nos cambia.
Ahora, hablando de nosotros como personas que ya son cristianas, todos tenemos un llamado de Dios para nuestra vida, ya muchos de nosotros sabemos para que nos quiere Dios, el propósito de El en nosotros. Pero muchas veces venimos y pensamos de igual manera como piensan esas personas, nos cuestionamos si de verdad Dios nos quiere para eso tan grande porque tal vez decimos no estar listos, cometemos muchas fallas y pecados que nos hunden en la culpa y nos hace pensar que Dios mas bien esta equivocado, como usaría a una persona como yo tan imperfecta? O vemos a otras personas mas “santas” o que serian mejores que nosotros para ese llamado o lo harían mejor. No queremos seguir el llamado por temor a que Dios nos diga que de verdad no estamos listos y la verdad es que nunca estamos listos, pero El es quien nos alista.
Leamos Romanos 8:30
“Y a los que predestino, a estos también llamo; y a los que llamo, a estos también justifico; y a los que justifico, a estos también glorifico”

En este versículo vemos claramente que dice que a quien Dios llama justifica y no al revés. Todos somos pecadores pero por su hermosa gracia somos llamados por el y luego, de ser personas impías nos hace persona justas. Aunque seamos cristianos que no estamos listos para ese gran propósito, en el camino, el nos va preparando, el nos va perfeccionando. Dios no llama personas perfectas, Dios no llama personas que ya estén listas. Este pasado sábado Leo nos hablo de los discípulos de Jesús. Eran hombres del vulgo, sin educación, con un trabajo un poco deshonroso para su cultura, hombres lentos, débiles, sin compromiso, orgullosos, y todo lo demás que se nos pueda venir a la mente, pero aun así Jesús los llamo porque el sabia que con sus enseñanzas y con el Espíritu Santo esos hombres tan comunes iban a hacer cosas mayores que las que el haría en esta tierra. Jesús no vio su situación actual, Jesús vio a esos hombres llenos del poder de Dios, sanando enfermos y predicando. Dios no compra diamantes, Dios compra pedazos de carbón para realizar el proceso de pulido y perfección y convertirlos en diamantes mucho mas preciosos que los que podría hacer cualquier hombre, porque solo El puede hacer eso. Dios nos hace el llamado y en el camino nos llena de su Espíritu y nos va preparando para llegar a ser esa vasija perfecta llena de su unción y amor, para llegar a la imagen de su Hijo y ser glorificados junto con El, para hacer su gran propósito en nuestra vida y llegar a ver su gloria en nosotros. No pensemos como esas personas que entran al gimnasio por primera vez queriendo ya estar en forma para entrar, pensemos en que no debemos ser perfectos ya, sino que es un gran privilegio no estar listos, así nuestro hermoso, amoroso y maravilloso Dios nos prepara, nos guía en el camino y nos convierte en esa joya preciosa que adornara su corona. Gracias Señor por tu maravillosa voluntad para nuestras vidas.

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