Leer Deuteronomio
7:6-11
La verdad es que desde que leí este versículo hace algunos
días no puedo sacarlo de mi mente. Aquí se lo esta diciendo al pueblo de Israel
naturalmente, pero también se refería a ese pueblo que redimiría en si mismo
por la sangre de su Hijo en la cruz, esto es, a todos los que hemos creído en
su nombre y le amamos.
El amor humano tan imperfecto y corrompido siempre busca
razones por que amar, por que hacer el bien a tal o cual persona. O también al
saber que el amor de las demás personas actúa de esa forma, buscando méritos en
los demás, nosotros deseamos tener esos méritos o esas cualidades para ser
amados. Yo soy de las personas que les cuesta sentirse perdonado cuando hace
alguna falta hacia cualquier persona pero también hacia Dios, me cuesta aceptar
ese amor que cubre toda falta y que ama sin pedir nada a cambio. Ando buscando
la manera de hacer el bien para poder cubrir el error que cometí anteriormente,
para que a través de esas obras sentirme seguro que por eso fui perdonado. Pero
leo la palabra de Dios, y me asombro al llegar a conocer cuan grande es el amor
de Dios.
El le dice a su pueblo que son su pueblo escogido para ser
su tesoro especial, pero los escogió, no porque se lo merecían, no porque
tenían las cualidades perfectas de un pueblo santo, tampoco porque hacían lo
correcto todo el tiempo, no porque siempre escuchaban la voz de su Dios, no
porque eran perfectos físicamente, no porque eran obedientes, no porque
caminaban en el bien todo el tiempo, no! En realidad Dios mismo dice “erais el
pueblo mas insignificante de todos”. Los escogió porque los amó, y porque quiso
guardar sus promesas, simplemente porque el así lo decidió.
Dios no nos ama por quien seamos nosotros, Dios nos ama por
quien es El, el Dios maravilloso de gracia y amor incondicional, Dios no nos
ama por lo que hemos hecho de bueno (que tal vez no es mucho), nos ama por lo
que El ha hecho y hará en nuestras vidas. Cuan grande amor el de nuestro Padre.
El no mira quien somos el simplemente nos hace el recipiente de todo su amor
sin pedir nada a cambio, sino que le amemos con todo nuestro corazón, con toda
nuestra alma y con todo nuestras fuerzas.
Ayer estuve en una conferencia en la que el conferencista
nos puso una película basada en su vida de joven, el era una persona atea por
muchas cosas que habían pasado en su vida. Ya en la universidad se dio a la
tarea de escribir un libro que refutara el evangelio y que probara que la
resurrección de Cristo era falsa. Al comenzar a investigar se dio cuenta que
todas las pruebas e investigaciones lo llevaban a una sola conclusión, la resurrección
es verdadera. Esto lo hizo llegar a los pies de Cristo, y el dijo algo muy
interesante, dijo que no llego a los pies de Jesús o a ser salvo porque se dio
cuenta que su resurrección fue verdadera, no por sus investigaciones, sino que
llego a sus pies meramente por la gracia y el gran amor de Dios para con el.
Este es nuestro Dios quien no mira nuestra situación humana
para amarnos, sino que nos ama tanto que dio a su hijo unigénito para que todo
aquel que en el cree no se pierda mas tenga vida eterna.
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