miércoles, 8 de agosto de 2012

Reflexion Miercoles 8 de Agosto


En una tarde muy soleada y calurosa iba una señora fatigada y apresurada a coger el autobús que la llevaría de regreso a su casa. Cuando logro subir a aquel bus, se dio cuenta de que todos los asientos estaban ocupados y tuvo que permanecer de pie. La señora sin pensarlo mucho, ya que se sentía tan cansada y sudorosa, se agarro de uno de los tubos verticales de apoyo de aquel auto lleno de pasajeros para poder sostenerse, y así permaneció durante las siguientes ocho paradas. De pronto cuando ya se acercaban a la novena parada sintió que tocaban su hombro, cuando ella voltio su mirada, se dio cuenta que el que la tocaba era un hombre con un casco de seguridad en la cabeza y vestido con ropas de construcción, el cual le dijo que la siguiente parada era la suya y que si por favor podría soltar el tubo en el que iba apoyada ya que lo llevaba para el edificio que estaba ayudando a construir. La señora muy apenada y asombrada se dio cuenta que el tubo del que iba aferrada no estaba puesto en el bus sino que era de aquel hombre que lo llevaba agarrado en forma vertical para no estorbar ni golpear a la demás gente en el autobús. Iba agarrada y apoyada en algo que no tenia ningún tipo de base, no estaba fijo ni era totalmente seguro, fácilmente pudo haberse caído o algo mucho peor.
Muchas veces en nuestra vida nos sentimos tan cansados y fatigados que lo único que queremos es encontrar algo o alguien en que apoyarnos. El problema es que estamos tan cegados o exhaustos que nos aferramos impulsivamente a cosas que son tambaleantes e inseguras, en cosas que son inestables y cambiantes. Buscamos el apoyo en vicios, en fiestas, en distracciones sin sentido, muchos de nosotros buscamos ese apoyo en nuestros padres, en amigos, amigas, en algún novio o novia, en compañeros de trabajo, de universidad que son personas que van a estar allí para apoyar, pero que son tan humanos como nosotros y que en algún momento nos van a defraudar. A veces buscamos aun aferrarnos a personas que no valen la pena, personas tambaleantes e hipócritas, personas que en un abrir y cerrar de ojos se alejan de uno sin razón alguna y aun se vuelven enemigos, o gente que en vez de darnos un buen consejo nos llevaran a apartarnos del camino de Dios.
La palabra de Dios nos dice en Mateo 7: 24-25 : “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le comparare a un hombre prudente, que edifico su casa sobre la roca. Descendió la lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayo, porque estaba fundada sobre la roca”.
Esa roca de la que habla este pasaje todos sabemos que es Jesucristo. Nuestra vida debe estar fundada sobre la roca que es inamovible, segura y fuerte.  No seamos como la señora en el bus que sin darse cuenta busco aferrarse a algo inseguro. Todas las cosas descritas anteriormente como las cosas que buscamos de apoyo son cosas imperfectas, es un fundamento de arena, que cuando vengan los vientos y la lluvia de problemas y aflicciones harán que nuestra vida se caiga en pedazos. Pero si buscamos nuestro apoyo, si buscamos que nuestra base sea Jesús esa roca fuerte y poderosa y nos aferramos a El allí estaremos seguros. El es perfecto e incomparable, el nunca nos defraudara y siempre estará allí para nosotros, su palabra nos consolara y nuestra vida será una casa con fundamento que será de alabanza y gloria de su nombre.

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