En una tarde muy soleada y calurosa iba una señora fatigada
y apresurada a coger el autobús que la llevaría de regreso a su casa. Cuando
logro subir a aquel bus, se dio cuenta de que todos los asientos estaban
ocupados y tuvo que permanecer de pie. La señora sin pensarlo mucho, ya que se sentía
tan cansada y sudorosa, se agarro de uno de los tubos verticales de apoyo de
aquel auto lleno de pasajeros para poder sostenerse, y así permaneció durante
las siguientes ocho paradas. De pronto cuando ya se acercaban a la novena
parada sintió que tocaban su hombro, cuando ella voltio su mirada, se dio
cuenta que el que la tocaba era un hombre con un casco de seguridad en la
cabeza y vestido con ropas de construcción, el cual le dijo que la siguiente
parada era la suya y que si por favor podría soltar el tubo en el que iba
apoyada ya que lo llevaba para el edificio que estaba ayudando a construir. La señora
muy apenada y asombrada se dio cuenta que el tubo del que iba aferrada no
estaba puesto en el bus sino que era de aquel hombre que lo llevaba agarrado en
forma vertical para no estorbar ni golpear a la demás gente en el autobús. Iba
agarrada y apoyada en algo que no tenia ningún tipo de base, no estaba fijo ni
era totalmente seguro, fácilmente pudo haberse caído o algo mucho peor.
Muchas veces en nuestra vida nos sentimos tan cansados y
fatigados que lo único que queremos es encontrar algo o alguien en que
apoyarnos. El problema es que estamos tan cegados o exhaustos que nos aferramos
impulsivamente a cosas que son tambaleantes e inseguras, en cosas que son
inestables y cambiantes. Buscamos el apoyo en vicios, en fiestas, en
distracciones sin sentido, muchos de nosotros buscamos ese apoyo en nuestros
padres, en amigos, amigas, en algún novio o novia, en compañeros de trabajo, de
universidad que son personas que van a estar allí para apoyar, pero que son tan
humanos como nosotros y que en algún momento nos van a defraudar. A veces
buscamos aun aferrarnos a personas que no valen la pena, personas tambaleantes
e hipócritas, personas que en un abrir y cerrar de ojos se alejan de uno sin razón
alguna y aun se vuelven enemigos, o gente que en vez de darnos un buen consejo
nos llevaran a apartarnos del camino de Dios.
La palabra de Dios nos dice en Mateo 7: 24-25 : “Cualquiera,
pues, que me oye estas palabras, y las hace, le comparare a un hombre prudente,
que edifico su casa sobre la roca. Descendió la lluvia, y vinieron ríos, y
soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayo, porque estaba
fundada sobre la roca”.
Esa roca de la que habla este pasaje todos sabemos que es
Jesucristo. Nuestra vida debe estar fundada sobre la roca que es inamovible,
segura y fuerte. No seamos como la señora
en el bus que sin darse cuenta busco aferrarse a algo inseguro. Todas las cosas
descritas anteriormente como las cosas que buscamos de apoyo son cosas
imperfectas, es un fundamento de arena, que cuando vengan los vientos y la
lluvia de problemas y aflicciones harán que nuestra vida se caiga en pedazos.
Pero si buscamos nuestro apoyo, si buscamos que nuestra base sea Jesús esa roca
fuerte y poderosa y nos aferramos a El allí estaremos seguros. El es perfecto e
incomparable, el nunca nos defraudara y siempre estará allí para nosotros, su
palabra nos consolara y nuestra vida será una casa con fundamento que será de
alabanza y gloria de su nombre.
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