jueves, 9 de agosto de 2012

Reflexión jueves 9 de agosto del 2012


PERSPECTIVA CELESTIAL
                                                                                LEER SEGUNDA CORINTIOS CAPITULOS CUATRO AL SEIS
Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios.
    16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
    17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria;
    18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
                                                                                           II CORINTIOS 4:15-18

Si hay algo difícil para el ser humano es ver las cosas como Dios las ve, y ojo para algunas personas ver a los demás como Dios los ve es muy fácil, ven sus dones, sus cualidades, aun sus errores como parte de un hermoso plan divino que tendría un fin increíble, es como que se les hace fácil ver la belleza saliendo de la ceniza en la vida de los demás, pero ¿Qué pasa cuando ya no es ver a los demás como El los ve, pero ver cada situación a que nos enfrentamos en la vida desde su punto de vista?
¿Qué pasa cuando?
·         nos critican
·         nos lastiman
·         no nos defienden
·         o simplemente sufrimos perdidas que no sabemos porque pasaron
¿Qué pasa cuando pasan cosas que sabemos que son una injusticia y quisiéramos vengarnos o tomar la justicia en nuestras manos? El nos dice, mira hacia arriba, mira las cosas que no son como si fuesen, porque aunque nuestro cuerpo exterior se desgaste, aunque el corazón se quiebre, aunque el alma se duela, El tiene un propósito y ese propósito no es temporal, es eterno, es un cambio, es una lección, es algo que dejara una huella que nada ni nadie podrá borrar, la huella de que El siempre estuvo ahí.

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