DE PELICULA…
LEER
GENESIS CAPITULOS SIETE Y OCHO
El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los
diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande
abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas, y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta
días y cuarenta noches. En este mismo día entraron Noé, y Sem, Cam y Jafet
hijos de Noé, la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos, con él en el
arca; ellos, y todos los animales silvestres según sus especies, y todos
los animales domesticados según sus especies, y todo reptil que se arrastra
sobre la tierra según su especie, y toda ave según su especie, y todo pájaro de
toda especie. Vinieron, pues, con Noé al arca, de dos en dos de toda carne
en que había espíritu de vida.Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne
vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta.Y fue el
diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el
arca, y se elevó sobre la tierra. GENESIS
7:11-15
Al leer los
capítulos siete y ocho de Génesis solo me pongo a pensar en lo que se debe de
sentir estar en una película de catástrofes, la verdad que a mí me gustan mucho
ese tipo de películas, porque de alguna manera esta bueno ver como de maneras
increíbles la humanidad logra sobrevivir lo impensable, pero en estos capítulos
de Génesis, encontramos una realidad que muchas veces no tenemos presente, cuando vemos ese tipo de películas,
y es que Dios al final siempre tiene la última palabra, y lo que paso en el
diluvio, fue obra directa de Dios, el abrió las fuentes de las aguas y permitió
que la tierra fuera inundada porque la maldad de los hombres había crecido en
extremo, pero en medio de esa maldad, quedo el remanente, Noé y
su familia!! Ellos serían los forjadores de una nueva vida, los primeros de una
nueva familia en la tierra, que tenía en ese momento delante de sí mismos, la
oportunidad de cambiar las cosas para siempre y dedicar sus vidas a Dios o
volver a hacer lo mismos de siempre.
Yo creo
firmemente que cuando Dios permite directamente que nos pasen cosas en nuestra
vida, que nos sacuden un poco, es para abrir nuestros ojos, nuestro corazón y
que nos preguntemos ¿estoy en el lugar correcto? Un accidente, un rompimiento,
una mala noticia, muchas veces una enfermedad, nos lleva a darnos cuenta que
nuestro corazón no esta tan cerca de Dios como pensábamos, y esos eventos que
por momentos parece que fueran de película nos permiten analizar y preguntarnos
como estamos de verdad, porque no aprovechemos este momento sin efectos
especiales, en la normalidad de nuestros días y nos preguntamos ¿Cómo, dónde está mi corazón?
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