domingo, 20 de mayo de 2012

Reflexión domingo 20 de Mayo


Honor a Quien Honor Merece

Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre.
Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.
Josué 6: 15-16

Dios merece el reconocimiento por cada cosa buena que sucede en nuestras vidas. Si por alguna razón pensamos que podamos hacer algo con nuestras propias fuerzas nos estamos engañando a nosotros mismos. Él es la fuente de todas las cosas buenas que suceden y Dios tiene maneras de recordarnos esto si nos volvemos orgullosos. Si tu crees que puedes influir a cualquiera de hacer lo que tu quieras, Él te manda a alguien que no puedes convencer o que se opone a tus deseos. Si te enorgulleces de caerle bien a todo el mundo, Él manda a alguien que no te pasa ni en pintura. Si te enorgulleces de tener mucha paciencia, Él puede permitir algo o alguien en tu vida que prueba tu paciencia al máximo de su límite. Cualquier cosa por la que empieces a pensar que es tuyo todo el crédito, Él va a empujarte hasta que tengas que buscarle a Él, apoyarte en Él y reconocerlo como dador de toda cosa buena en tu vida.

 Es por esto justamente que encontramos tantos ejemplos en la Biblia de Dios usando al débil, el pobre y al imperfecto para hacer cosas extraordinarias, para que no quede duda de que fue Dios y nadie más. Mira, por ejemplo, la historia de Gedeón. Gedeón era el menor de la familia más pobre de Manasés. A parte de eso, era muy temeroso. A pesar de sus debilidades el Señor lo llamó “varón esforzado y valiente” (v. 12) y lo usó para vencer un ejército de 300,000 hombres. Y para evitar que se le subiera a la cabeza, venció ese ejército tan numeroso usando solamente 300 hombres, ¡algo que solo Dios puede hacer!

Si Dios nos dejara enorgullecernos por lo bueno que somos o hacemos, daría la impresión de que no lo necesitamos. Así que, no esperes a que Dios te recuerde quién es la fuente de todas tus bendiciones. ¡Dale honra a quien honra merece!

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