Agua en Vino
Ésta, la primera de sus señales, la
hizo Jesús en Caná de Galilea. Así reveló su gloria, y sus discípulos creyeron
en él.
Juan 2:11 (NVI)
Talvez
muchos esperaban que Jesús empezara su ministerio público con un milagro espectacular:
resucitando a alguien, sanando a un leproso, multiplicando los panes y los
pescados, reprendiendo un demonio, calmando una tormenta o caminando en el
agua. Pero Jesús comenzó su ministerio de milagros “salvando” una fiesta.
Jesús se
encontraba en una boda cuando le informaron que el vino se había acabado. El
primer milagro de Jesús consistió en convertir agua en vino. Es cierto,
convertir el agua en vino no resucita a nadie de la muerte ni sana a nadie de
una enfermedad terminal. Pero lo que sí hace es revelar a un Dios que se
interesa no solo de la parte espiritual de nuestras vidas o las situaciones de
vida o muerte.
El Señor
trabaja en el día a día, en medio de la rutina, todos los días. Una relación
con un Dios que se interesa solo en las cosas grandes y urgentes de nuestra
vida sería tan impersonal como nuestra relación con los bomberos, la policía,
etc. Pero nuestro Dios escoge relacionarse con nosotros en un nivel más íntimo.
A Él le interesa todos los aspectos de tu vida…aún eso que tu piensas que es
ridículo o insignificante. Él puede convertir tu agua en vino.
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