EL REGALO
Leer Lucas 2
Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a
Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y
familia de David; 5para ser empadronado con María su mujer,
desposada con él, la cual estaba encinta. 6Y aconteció que estando
ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 7Y dio a luz
a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre,
porque no había lugar para ellos en el mesón. (Lucas 2:4-7)
Estamos en un tiempo especial, para
muchos, la época favorita del año. Yo recuerdo que siempre me gustó recibir
regalos en Navidad. ¡Eran los mejores! Era el tiempo especial que podíamos
disfrutar de ir al evento de niños en la iglesia, luego con la familia cenando
y después que todos se iban ya podíamos abrir los regalos que tal vez tenían un
par de semanas debajo del árbol. Siempre me generaba mucha expectativa de ver
el que tenía mi nombre, lo levantaba, lo movía (sin abrirlo claro) y el mero 25
ya podía disfrutarlo. Hay gente que dice que no esta bien celebrar Navidad
porque Jesús no nació en diciembre o que está mal usar un árbol, y tienen
argumentos, pero hoy quiero enfocarme en algo importante. Y es que este tiempo
se presta para meditar y reflexionar en que Cristo vino a la tierra.
Pongámonos en los zapatos de María y
José. Ellos tenían una promesa grande y sabían que ese bebe que nacería tendría
algo diferente. Tuvieron que hacer un viaje a su tierra de origen pero no
tenían casa ahí entonces había un mesón donde los viajeros se les daba posada.
El problema es que un montón de ciudadanos estaban de regreso en Belén y no
había espacio para la pareja cuando le vino el tiempo a María. Yo me imagino
como se han de haber sentido, tal vez tristes de ver que el bebe que estaba a
punto de nacer cambiaría la historia y por posada tenían un chiquero y por cuna
el lugar donde comían los animales. Pero
a pesar de eso, luego del nacimiento se presentaron muchos jornaleros y
pastores a adorar al niño. Llegaron hombres importantes con ofrendas caras y
especiales. Unos días después se presentaron en el templo y un anciano con el
que estaba el Espíritu Santo (Lucas 2:25) sabía que este era el Salvador y
dijo:
Ahora, Señor, despides a tu siervo en
paz,
Conforme a tu palabra;
Porque han visto mis ojos tu
salvación,
La cual has preparado en presencia de
todos los pueblos;
Luz para revelación a los gentiles,
Y gloria de tu pueblo
Israel. (Lucas 2:29-32)
Hasta una anciana profetisa que servía
en el templo, le pasaba contando a la gente que ese bebe era la redención que
Dios tenía prometida. Ellos (pastores, sabios, ancianos) entendieron. María y
José no le pudieron dar el recibimiento que hubieran querido pero también
entendieron. Ese niño que nació era la promesa que había aguardado Israel por
muchos siglos. La redención, el regalo más importante de todos finalmente era
una realidad y después de tanta expectativa llegó. Jesús es el regalo. El dejó
su trono y vino a la tierra, habitó entre nosotros y lo hizo por amor, Jesús es
el regalo más grande que la humanidad puede recibir. Aprovechemos este tiempo
para meditar en si estamos disfrutando de Ese Regalo y démosle ¡gloria a Dios! Celebremos
que Cristo vino a la tierra y cambió la historia, así también vino a nuestros
corazones y cambió nuestra historia para siempre.
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