viernes, 28 de diciembre de 2012

Reflexión viernes 28 de diciembre


JUSTICIA

Leer Romanos 5

Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. (2 Corintios 5:21)

La justicia de Dios es un tema muy amplio que se podrían escribir libros enteros al respecto (de hecho se han escrito). Pero en esta breve reflexión sólo quiero compartir algunos aspectos que es importante que conozcamos. Para empezar, esta fecha 28 de diciembre, muchos celebran el día de los inocentes y nos encanta hacer bromas a los amigos y burlarnos. Pero el origen de esta “celebración” es la conmemoración de la muerte de muchos niños cuando el rey Herodes quería matar a Jesús recién nacido y mando a matar a todos los menores de dos años. Ya no da tanta risa cierto...

Cuento este hecho histórico porque fue algo terrible y el que tal hizo se merece el peor de los castigos que podamos imaginar. Piensa en esas cosas que se cometen que merecen el peor de los castigos. Sólo es necesario ojear el periódico y ver cuantas muertes hay y yo me pregunto cómo se sentirán los familiares de los asesinados, con impotencia o tal vez con sed de venganza. Hay cosas que simplemente reclaman justicia a gritos, tal vez una muerte, o algo peor para pagar lo que hicieron mal o lo que nos hicieron mal.

Y que pasa cuando el que hizo ese mal no fue un tercero o un segundo, qué pasa cuando ese que hizo ese mal fui yo. Ese pecado  que tanto detesto, o traté a esa persona terriblemente mal, o hice algo por lo que no me puedo perdonar. Se demanda justicia. Pero justicia fue hecha. Dice la Biblia que Jesús fue hecho pecado por nosotros, al que no conoció pecado, Él verdaderamente era el único inocente, el único digno, el único bueno. Sin embargo, se imputó (atribuyó) nuestros pecados sobre Él al punto que el Padre apartó su mirada de Cristo, el Príncipe de Paz. Piensa en la corona de espinas, en la espalda lacerada, en el cuerpo horadado en sus manos, pies y costado. Esa sangre derramada y ese sufrimiento a causa de nuestro pecado fue la justicia. Porque cuando todo el castigo que merecíamos se cargó sobre él, nosotros quedamos libres, es más quedamos hechos justicia de Dios en él. Por eso se nos pide perdonar: a aquellos que nos hagan daño porque Cristo nos perdonó; a nosotros mismos porque Cristo ya pagó y ya hizo la justificación necesaria. Sólo tenemos que pedirle y somos justificados para siempre. Esa es la justicia de Dios, fue necesario que Jesús fuera a la cruz por nuestros pecados, pero una vez que fue, ya no hay pecado que no pueda ser perdonado, y nosotros justificados. 

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