sábado, 8 de septiembre de 2012

Reflexión Sábado 8 de Septiembre


RESPONSABILIDAD DIVINA..

LEER 1 DE TIMOTEO 3 Y 1 DE CORINTIOS 4

Hace unas semanas conocí el caso de un joven al cual le llamaremos Carlos, que era hijo de las accionista de una empresa de la ciudad, lo cual le daba una gran oportunidad laboral y una gran oportunidad para desarrollarse como ejecutivo de esta empresa. Su tía, la gerente general de la empresa, al ver que este joven regresaba de sus estudios en el exterior y por pedido de su hermana accedió a darle un puesto en el departamento de ventas de la empresa en las oficinas de esta ciudad, a pesar de que su residencia estuviera en la capital. Su familia le dio todos los beneficios posibles para que pudiera comenzar en su nuevo trabajo, su tía tenía un apartamento dentro de las instalaciones de la empresa, el cual ella muy dispuesta accedió a ofrecerle para que viviera en una de las habitaciones del mismo, sin ningún tipo de costo y por el tiempo que fuera necesario. Tenía todo lo mejor que pudieron ofrecerle, su sueldo no dejaba nada que desear, y contaba con una gran oportunidad para el futuro.

En su primer día de trabajo se hacían ya casi las 4 de la tarde, cuando por la puerta de la empresa, entra un muchacho, con unos lentes de sol, sandalias y un short, pero más que su atuendo con una paciencia pasmosa. Carlos entró pidiendo disculpas en las oficinas de sus jefes por llegar tarde. Se acomodó en su nuevo apartamento y decidió empezar hasta el siguiente día.
Sus días siguientes fueron mejores a los primeros, ya que era muy inteligente y sus habilidades para el trabajo eran muy buenas, aunque aún así, su carácter y su actitud no eran las dignas de su puesto. 
A la segunda semana de estar trabajando, la tarde de un viernes, Carlos decidió sin consultar con nadie, abandonar sus actividades laborales, dejando así de trabajar el viernes por la tarde y toda la mañana del sábado. Cuando se dieron cuenta que Carlos no estaba, informaron a las oficinas de Tegus que Carlos ya se había ido. La reacción de su tía fue de esperarse, inmediatamente llamó a las oficinas de San Pedro y ordenó que ese día, que no había estado, fuera quitado de su sueldo al final del mes! Y le escribió un correo en el cual le llamaba la atención y le especificaba las razones de su molestia y las razones por las cuales se le estaba quitando ese día del sueldo! En las cartas se podía distinguir las siguientes razones: Por tu soberbia, y falta de humildad he decidido llamarte la atención, pero por tu irresponsabilidad he decidido quitarte ese día del sueldo! No puedo creer que alguien con tantos privilegios no demostrará la responsabilidad de un trabajo formal! 
Al final del mes Carlos estaba poniendo su renuncia y regresando a Tegus. Y antes de irse dijo yo pensé que por ser hijo de una de las dueñas de la compañía iban a respetar los privilegios que yo tengo en esta empresa! Los privilegios de ser hijo de una de las dueñas de este lugar! Estaba tan seguro que podía pasar por encima de los demás, aún de su propia familia!

Un chavo que tenía todo un futuro por delante, un chavo que le dieron todo para que pudiera hacer las cosas de la mejor manera y que no le faltara, se había olvidado lo que era la humildad, se había olvidado que era un trabajo que requería responsabilidad, antes que cualquier privilegio! Y así como el caso de Carlos, lastimosamente nos pasa muy seguido a nosotros los hijos de Dios! Porque con Dios es de la misma manera, Dios nos lo ha dado todo, nos dio hasta su único hijo, por medio del cual, nos regaló la salvación, nos abrió un camino de regreso a él, y nos rescató de la muerte, nos dio la potestad de ser hechos hijos de Dios! Y si tenemos tantos privilegios, tenemos tantas cosas de que gozarnos, tenemos tantas bendiciones, porque se nos olvida que estamos trabajando para la obra de nuestro Padre? y sí somos hijos del Rey de Reyes, pero que fácil se nos olvida que tenemos responsabilidades, que fácil, se nos olvida que siendo hijos de un Dios de amor, un Dios de humildad, tenemos que vivir de la misma manera! Viviendo una vida que adore al único digno ser adorado, cuidando lo que Dios nos ha dado, viviendo para darlo a conocer a Él! Viviendo una vida con responsabilidad sirviéndole con lo mejor que somos, y no pensando que somos mejor que los demás porque ante él todos somos iguales! Le estamos sirviendo a quien ya nos ha dado lo mejor de Él y lo sigue dando!
Y ahora me pregunto con que le estamos sirviendo a Dios? Con la displicencia que Carlos tenía? O con lo mejor de nuestra vida? Estamos sirviendo a Dios y le estamos dando lo mejor? Pero sobre todo estamos teniendo las actitudes y el carácter correcto, digno de un príncipe? 
Y para que quede claro no estoy hablando solo de la iglesia, estoy hablando de todas las áreas de nuestra vida! Estamos siendo los mismos en la iglesia delante de los hermanos, que en el colegio, en la universidad, trabajo? Dios no quiere que seamos cristianos que hagamos las cosas, solo por hacerlas, sino que las hagamos porque sabemos quienes somos! Jesús tenía bien claro quien era él, y quien era su Padre, y vivió, para hacer la obra de su Padre!

Y en estos capítulos de 1 de Corintios Pablo nos hace un llamado a que nosotros como administradores de Dios, tenemos que ser hallados fieles(4:1) Porque quien nos pedirá cuentas, y quien decidirá que tan buen trabajo hicimos al final es Dios! A nosotros no nos queda más que saber que todo lo que hagamos es para Gloria y es para Honra de Dios, y que la obra es él! El es dueño del edificio, el dueño de todo es Él! Como estamos trabajando en su obra? Con las manos limpias? Con humildad y responsabilidad?

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