lunes, 19 de diciembre de 2011

Reflexion Lunes 19 de Diciembre


LAS COSAS PEQUEÑAS…
LEER DANIEL 1 AL 3

5 Y les señaló el rey una porción diaria de la comida del rey y del vino que él bebía; y que los educara durante tres años, para que al fin de ellos se presentaran delante del rey.
6 Entre ellos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá.
7 A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego.
8 Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.      Daniel 1:5-6,8

Todos queremos ser como Sadrac, Mesac y Abed-nego. ¡Estos eran jóvenes a prueba de fuego! Conocemos su historia: Nabucodonosor (el rey babilónico de nombre raro) levantó una imagen gigantesca y se le metió en la cabeza que todos tenían que adorarla o sino iban al horno de fuego, ya que estos tres judíos sólo adoraban al verdadero Dios entonces se negaron y los metieron al horno, pero Dios los protegió y salieron caminando de lo más tranquilos. Todos queremos vivir algo así, un épico despliegue del poder de Dios en nuestras vidas. Predicar un gran mensaje en un estadio frente a 40 mil personas y que todos reciban a Jesús. Orar por un enfermo terminal que reciba sanidad. Ver un milagro poderoso en tu familia como la provisión que tanto necesitan o la solución al problema que tanto les preocupa. Pero Sadrac, Mesac y Abed-nego no se levantaron una mañana con la valentía para enfrentarse al rey y su horno de fuego. Su historia comienza con algo mucho más pequeño.
Cuando llegaron cautivos a Babilonia el rey Nabucodonosor los escogió para prepararlos física, social y mentalmente para formar parte de su élite. Pero la preparación física incluía comidas y bebidas que estaban prohibidas por la ley (Génesis a Deuteronomio). Ahora, antes de seguir con ellos hay que recordar; habían 613 leyes pero de esas las “principales” eran los diez mandamientos. Entonces yo entiendo que no hayan adorado la imagen porque quebrantaba el primer mandamiento pero ya fijarse hasta en las leyes específicas de la comida ya era mucho rollo. O no…
Para ellos no había diferencia entre una ley y otra, había que obedecerlas, así que liderados por Daniel decidieron no quebrantar aún esas “cosas pequeñas”. Pero después que ellos tomaron esa decisión que implicaba un hábito alimenticio difícil, Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas letras y ciencias (Daniel 1:17). Y esa obediencia en lo pequeño y rutinario y hasta tedioso les preparó para obedecer también en lo grande y ocasional y hasta peligroso. Porque no es en un culto de adoración que se conoce a Dios, es en una búsqueda diaria y constante de su presencia. No es en un campamento o congreso donde recibes la fe para ver los milagros, es en el hábito de leer, estudiar y aplicar la Palabra. No haces discípulos de Cristo en una noche evangelística, lo haces con tu buen testimonio constante a tus amigos de la universidad o colegio. Al final de cuentas son esas cosas pequeñas y rutinarias las que determinan las victorias en las grandes batallas.
¿Qué cosas pequeñas tienes que empezar o retomar hoy? 

1 comentario:

  1. Creo que la preparación de ellos empezó mucho antes de haber llegado a Babilonia. Creo que con lo de la comida comenzó a ponerse a prueba lo que habían aprendido y aferrado mucho antes durante su juventud.

    Como siempre muy buena reflex!

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