Isaías 42:3
No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la
verdad traerá justicia.
David
recibió una grata promesa, “tu casa será afirmada y tu reino para siempre” 2
Samuel 7, es decir siempre tendría descendientes que le sucederían al trono,
siempre y cuando estos obedeciera a Dios y siguieran los pasos de su padre
David en honrar y amar a Dios. De hecho, por ser hijo de Abraham ya era un hijo
de la promesa.
Desafortunadamente
este no fue el caso. En sus descendientes podemos encontrar casos que hicieron
justo lo opuesto, empezando con su primer sucesor, Salomón, quien a pesar de haber
recibido mucha sabiduría, le cedió lugar al pecado apartándose de los caminos
de su padre. De allí en adelante le siguen una larga lista de hijos no mejores
con algunas pocas excepciones.
Incluso en
los reyes considerados “buenos” también cometieron graves errores: Ezequías
invitó enviados de Babilonia a que conocieran todo el “inventario” de oro en
Judá y que años más tarde se llevarían 2 Cr. 32.27-31; Josías, niñito hecho rey
a los 8 años y que también fue un buen rey, de hecho el último de los buenos reyes,
cometió el error de desobedecer el mandato de Dios de no pelear contra Faraón muriendo
en batalla 2 Cr. 35.20-27. Sus hijos y nietos, a pesar del inminente peligro de
ser llevados a Cautivos a Babilonia, no se arrepintieron de sus malos caminos,
y como consecuencia dejaron al pueblo de Dios sin rey. 2 Reyes 23:31-2 Reyes
25:26.
La dinastía
del rey David fue casi desecha. A pesar de tooodo eso, una promesa es una
promesa y en el caso de Dios él ha tenido siempre la característica de cumplir
su parte, aun cuando nosotros no cumplamos la nuestra.
Es aquí
donde vemos al escritor de Reyes alegrarse al escribir como el rey Joaquín es
libertado y recibe honores en Babilonia 2Reyes 25:30. Los autores de Crónicas
incluyen además el decreto de Ciro el rey de Persia que derrotó a los
babilonios, en el que les da libertado al pueblo de Dios a regresar a
reconstruir a Jerusalén.
En medio de esta dinastía casi extinta, Dios permite
que naciera el Rey de Reyes. No permitió que se apagara la mecha que ardía
débilmente ni terminó de romper la caña quebrada.
Si sientes
que no has seguido los pasos de Dios últimamente, cobra ánimo pues en Él
encontrarás un Dios que está dispuesto a cumplir su parte y no olvidarse de los
grandes planes que tiene para ti si tu le permites a el entrar.
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