martes, 15 de enero de 2013

Reflexión Martes Enero 15, 2013


Sala de Espera

Israel, espera en el Señor ahora y siempre.
Salmos 131:13

Hoy en el periódico hay una noticia sobre personas en las oficinas de Migración esperando todo un día para poder tramitar su pasaporte. Algunos denunciaban que han pasado hasta 4 horas parados solo para poder entrar. Imagínense pasar todo un día en una sala de espera, solo se me viene una palabra a la mente: ¡DESESPERANTE!

Las caras largas, gente volteando a ver el reloj cada dos minutos, quejas, son reacciones comunes que podemos observar en un área de espera. Pero de vez en cuando nos encontramos con alguien que está aprovechando el tiempo leyendo un libro, estudiando o haciendo algo productivo mientras esperan. Ellos han convertido el área de espera en un área de trabajo.

En nuestras vidas nos encontramos muchas veces en un área de espera. A veces estamos ahí porque Dios tiene algo que enseñarnos, otras veces porque él quiere redirigir nuestros pasos hacia algo mucho mejor. Pero lo que pareciera ser como una dolorosa o sin sentido área de espera puede convertirse en un área de trabajo productivo si nosotros así lo permitimos.

En Hechos 16 encontramos la historia de Pablo y Silas. Mientras se encontraban cumpliendo su llamado si vieron forzados a pasar un tiempo en una de las peores salas de espera que pueden existir: la cárcel. Pero ellos convirtieron esta área de espera en un área de trabajo, te dejo algunas cosas que puedes hacer para seguir su ejemplo:

1.     Resiste las ganas de renegar y quejarte, inunda tu sala de espera con alabanzas y gratitud. Hechos 16:25 relata que Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios y que los otros presos los escuchaban. ¡Qué buena manera de aprovechar el tiempo! Dios se toma muy en serio la murmuración…si no pregúntale a los israelitas que se vieron obligados a estar en un área de espera llamada desierto por 40 años como consecuencia de sus constantes quejas.

2.   Ocúpate en cumplir el propósito de Dios en lugar de intentar escapar de tu problema.
La liberación de Pablo y Silas no tardó en llegar. Hechos 16:26 describe un fuerte terremoto que derribó las puertas y las cadenas. Cuando el carcelero despertó no esperó encontrarlos, pero ellos no salieron huyendo (que era la reacción lógica y esperada) si no que se quedaron allí hasta estar seguros que habían terminado su labor. Como consecuencia el carcelero y toda su familia fueron salvos.
No intentes huir de tu sala de espera, pregúntale al Señor cuál es Su propósito para ti durante esa espera y ponte a trabajar.

El Señor te dice: deja de esperar lo que voy a hacer contigo en el futuro, abre tus ojos a lo que quiero hacer contigo hoy. 

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