Sala de Espera
Israel, espera en el Señor ahora y siempre.
Salmos 131:13
Hoy en el periódico
hay una noticia sobre personas en las oficinas de Migración esperando todo un
día para poder tramitar su pasaporte. Algunos denunciaban que han pasado hasta
4 horas parados solo para poder entrar. Imagínense pasar todo un día en una
sala de espera, solo se me viene una palabra a la mente: ¡DESESPERANTE!
Las caras
largas, gente volteando a ver el reloj cada dos minutos, quejas, son reacciones
comunes que podemos observar en un área de espera. Pero de vez en cuando nos
encontramos con alguien que está aprovechando el tiempo leyendo un libro,
estudiando o haciendo algo productivo mientras esperan. Ellos han convertido el
área de espera en un área de trabajo.
En nuestras
vidas nos encontramos muchas veces en un área de espera. A veces estamos ahí
porque Dios tiene algo que enseñarnos, otras veces porque él quiere redirigir
nuestros pasos hacia algo mucho mejor. Pero lo que pareciera ser como una
dolorosa o sin sentido área de espera puede convertirse en un área de trabajo
productivo si nosotros así lo permitimos.
En Hechos 16
encontramos la historia de Pablo y Silas. Mientras se encontraban cumpliendo su
llamado si vieron forzados a pasar un tiempo en una de las peores salas de
espera que pueden existir: la cárcel. Pero ellos convirtieron esta área de
espera en un área de trabajo, te dejo algunas cosas que puedes hacer para
seguir su ejemplo:
1. Resiste las ganas de renegar y
quejarte, inunda tu sala de espera con alabanzas y gratitud. Hechos 16:25
relata que Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios y que los
otros presos los escuchaban. ¡Qué buena manera de aprovechar el tiempo! Dios se
toma muy en serio la murmuración…si no pregúntale a los israelitas que se
vieron obligados a estar en un área de espera llamada desierto por 40 años como
consecuencia de sus constantes quejas.
2. Ocúpate en cumplir el propósito de
Dios en lugar de intentar escapar de tu problema.
La
liberación de Pablo y Silas no tardó en llegar. Hechos 16:26 describe un fuerte
terremoto que derribó las puertas y las cadenas. Cuando el carcelero despertó
no esperó encontrarlos, pero ellos no salieron huyendo (que era la reacción
lógica y esperada) si no que se quedaron allí hasta estar seguros que habían
terminado su labor. Como consecuencia el carcelero y toda su familia fueron
salvos.
No
intentes huir de tu sala de espera, pregúntale al Señor cuál es Su propósito
para ti durante esa espera y ponte a trabajar.
El Señor te
dice: deja de esperar lo que voy a hacer contigo en el futuro, abre tus ojos a
lo que quiero hacer contigo hoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario