jueves, 24 de noviembre de 2011

De la Armadura – ¡La Salvación es de Nuestro Señor!


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Lectura Salmo 130, Mateo 1, Efesios 2
Siguiendo con la exploración de los salmos quisiera detenerme en el Salmo 130. Si bien como mencionó Leo en la reflexión de ayer no es un de los más famosos o favoritos como lo son el 23 y el 91 pero si tiene algo de especial.

Este salmo se encuentra dentro de una colección de salmos llamados Graduales o de Ascenso (Salmos 120-134). Se llaman así porque eran los cantos que los judíos cantaban mientras subían las gradas o ascendían a Jerusalén para alguna de las celebraciones anuales que ellos tenían.

Ahora este salmo no me llamó la atención solo por ser gradual, sino porque es citado en el primer capítulo del Nuevo Testamento. Cuando lees el nacimiento de Jesús, según la narración de Mateo, encuentras esta instrucción dada a José referente al nombre que habría de darle al hijo que su prometida estaba esperando:

“Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.

Dependiendo del tipo de Biblia que tengas encontrarás un numerito o algún tipo de marca con una referencia cruzada es decir referencia a otra parte de la Biblia que dice lo mismo. En el versículo 21, de hecho, hay dos notas, una el significado del nombre de Jesus “Esto es, Salvado” y la otra es… adivinaste una referencia cruzada al último verso del Salmo 130 y fue así como encontré este salmo.

Ahora que significa la frase “él salvará a su pueblo de sus pecados o él redimirá a Israel de todos sus pecados.” Si lees la historia de Israel a través del Viejo Testamento, encontrarás a que se refiere con “todos sus pecados”. En infinidad de veces luego de ver la asombrosa mano de Dios obrando en su favor, simplemente le volteaban la cara y seguían a otros dioses, incluso se atrevían a levantarles el puño a Dios y descaradamente decirle “no voy a obedecerte, no me interesas, lárgate”. Por haber sido los primeros en oír las promesas de Dios, debieron haber reaccionado de forma diferente pero lamentablemente no lo hicieron. Sus pecados sin duda fueron gravísimos.

Y que de nosotros, cuántas veces hemos actuado de la misma manera. Cuantas veces nos hemos regocijado en su presencia para luego pecar en aquello que justo hacía unos instantes le habíamos prometido a Dios que no volveríamos a hacer. Esa es la abominable cara del pecado – y dejados a su merced nos convertirá en monstros sin Dios y sin esperanza. “Señor, si te fijaras en nuestros pecados, ¿quién podría sostenerse en tu presencia?"  Salmo 130:3

Es allí donde Dios entra en escena. ¿Crees que Él estaría dispuesto a perder a sus hijos de forma tan fácil? De ninguna manera, Dios se prepara para atravesar el universo entero e ir a las profundidades del infierno para rescatarnos. En un estable sencillo se pone en marcha el plan de Rescate de Dios que había comenzado desde Adán pasando por Abraham, incluso el mismo David. Si, Jesús salvará a su pueblo, a sus hijos, de TODOS sus pecados.

La buena noticia es que ahora estas promesas no solo son para Israel. Si lees Efesios 2, verás cómo Pablo les explica a los primeros cristianos de Efeso, muchos de ellos no-judíos, como Dios abrió las promesas de Israel para todo el mundo.

Cuando te das cuenta de todo eso y de todo lo que implica nuestra salvación puedes vestir con orgullo el casco de salvación mencionado en Efesios 6. Los antiguos romanos no solo lo utilizaban para protección de su cabeza sino como un sello de distinción.

Este jueves, en Estados Unidos se celebra el día de Acción de Gracias, en honor y agradecimiento que los primeros peregrinos tuvieron hacia Dios por haber sobrevivido el primero año en suelo americano. Nosotros tenemos mucho más porque estar agradecidos, porque la salvación verdaderamente es de Nuestro Señor.

Anota en tu diario que cosas te pueden ayudar a recordar como fuiste salvo. Y saber que eres salvo de esta manera, ¿cómo te hace pensar/actuar?

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