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Siguiendo con la exploración de los salmos quisiera detenerme
en el Salmo 130. Si bien como mencionó Leo en la reflexión de ayer no es un de
los más famosos o favoritos como lo son el 23 y el 91 pero si tiene algo de
especial.
Este salmo se encuentra dentro de una colección de salmos
llamados Graduales o de Ascenso (Salmos 120-134). Se llaman así porque eran los
cantos que los judíos cantaban mientras subían las gradas o ascendían a Jerusalén
para alguna de las celebraciones anuales que ellos tenían.
Ahora este salmo no me llamó la atención solo por ser
gradual, sino porque es citado en el primer capítulo del Nuevo Testamento. Cuando
lees el nacimiento de Jesús, según la narración de Mateo, encuentras esta instrucción
dada a José referente al nombre que habría de darle al hijo que su prometida
estaba esperando:
“Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él
salvará a su pueblo de sus pecados”.
Dependiendo del tipo de Biblia que tengas encontrarás un
numerito o algún tipo de marca con una referencia cruzada es decir referencia a
otra parte de la Biblia que dice lo mismo. En el versículo 21, de hecho, hay
dos notas, una el significado del nombre de Jesus “Esto es, Salvado” y la otra
es… adivinaste una referencia cruzada al último verso del Salmo 130 y fue así
como encontré este salmo.
Ahora que significa la frase “él salvará a su pueblo de sus
pecados o él redimirá a Israel de todos sus pecados.” Si lees la historia de
Israel a través del Viejo Testamento, encontrarás a que se refiere con “todos
sus pecados”. En infinidad de veces luego de ver la asombrosa mano de Dios
obrando en su favor, simplemente le volteaban la cara y seguían a otros dioses,
incluso se atrevían a levantarles el puño a Dios y descaradamente decirle “no voy
a obedecerte, no me interesas, lárgate”. Por haber sido los primeros en oír las
promesas de Dios, debieron haber reaccionado de forma diferente pero
lamentablemente no lo hicieron. Sus pecados sin duda fueron gravísimos.
Y que de nosotros, cuántas veces hemos actuado de la misma
manera. Cuantas veces nos hemos regocijado en su presencia para luego pecar en
aquello que justo hacía unos instantes le habíamos prometido a Dios que no
volveríamos a hacer. Esa es la abominable cara del pecado – y dejados a su
merced nos convertirá en monstros sin Dios y sin esperanza. “Señor, si te
fijaras en nuestros pecados, ¿quién podría sostenerse en tu presencia?" Salmo 130:3
Es allí donde Dios entra en escena. ¿Crees que Él estaría
dispuesto a perder a sus hijos de forma tan fácil? De ninguna manera, Dios se prepara
para atravesar el universo entero e ir a las profundidades del infierno para
rescatarnos. En un estable sencillo se pone en marcha el plan de Rescate de Dios
que había comenzado desde Adán pasando por Abraham, incluso el mismo David. Si,
Jesús salvará a su pueblo, a sus hijos, de TODOS sus pecados.
La buena noticia es que ahora estas promesas no solo son
para Israel. Si lees Efesios 2, verás cómo Pablo les explica a los primeros
cristianos de Efeso, muchos de ellos no-judíos, como Dios abrió las promesas de
Israel para todo el mundo.
Cuando te das cuenta de todo eso y de todo lo que implica
nuestra salvación puedes vestir con orgullo el casco de salvación mencionado en
Efesios 6. Los antiguos romanos no solo lo utilizaban para protección de su
cabeza sino como un sello de distinción.
Este jueves, en Estados Unidos se celebra el día de Acción
de Gracias, en honor y agradecimiento que los primeros peregrinos tuvieron
hacia Dios por haber sobrevivido el primero año en suelo americano. Nosotros
tenemos mucho más porque estar agradecidos, porque la salvación verdaderamente es de Nuestro
Señor.
Anota en tu diario que cosas te pueden ayudar a recordar
como fuiste salvo. Y saber que eres salvo de esta manera, ¿cómo te hace pensar/actuar?
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