Lectura
Romanos 5
En 1965 la científica
polaca Stephanie Kwolek trabajando para la empresa DuPont desarrollo un
material que más a delante llegó a llamarse Kevlar. Este material es conocido
por ser resistente por lo que es usado para prevenir altas temperaturas (como
material que usan los bomberos) o chalecos antibalas. Es tanta la fama de este
material que ha sido mencionado en algunas películas como Batman Begins o
X-men: First Class.
En Efesios
6, Pablo les pide que se amarren bien la cintura con la verdad y que se
coloquen el “chaleco Kevlar antibalas” o coraza, de la justicia. La pregunta es
que es Justicia según el pasaje.
Con la
palabra Justicia viene a la mente una corte un juez y esas cosas. Sin embargo,
al leer el Antiguo Testamento, vemos que tenía un significado más amplio. Proverbios, por ejemplo, vemos como se compara
a una persona justa con el impío.
Alguien
Justo no solo es inocente o es decir “inocentón” que nunca hizo nada malo, sino
un ejecutor del bien. Es un nivel elevado de ética por así decirlo. Nunca
miente, nunca defrauda, ayuda a los demás, se asegura que las personas reciban
lo correcto.
Se me
vienen a la mente personajes como José o Daniel, que por alguna la Biblia no
registra sus fallas. Ambos fueron intachables, fueron “vendidos” a un país
extranjero, llegaron a ser 2do al mando de las potencias mundiales de su
tiempo.
Entonces
viene una pregunta importante, ¿espera Dios que sea como ellos? – es decir que
sea intachable, que ejecute el bien siempre, que sea el que saca cien en todas sus
clases, y le queda tiempo para dar tutorías, ayudar a viejitas a cruzar la calle, dar a los niños
que limpian parabrisas, … etc. Si es así, seguro Dios escogió a la persona
equivocada. Ese nivel de “bien” a prueba de balas parece irreal en especial
en los tiempos que estamos viviendo.
La respuesta la encontrarás en Romanos 5 y si tienes
tiempo puedes seguir leyendo los capítulos siguientes (6-8) y descubrirás que
no solo lo espera sino que ya lo da por hecho, así como en el post anterior comentábamos
la “Fe que Dios tiene en ti”.
En sí la
Justicia, ese nivel de “bien” no es algo que por esfuerzo propio podemos
alcanzar – es algo que Dios te otorga por medio de la obra que Jesús hizo en la
cruz por nosotros.
Te invito a
que te pongas tu antibalas espiritual y leas detenidamente este capítulo y
escribas en tu diario tus observaciones de cómo hemos sido “Justificados pues
por la fe” y eso nos lleva a presentarnos
a nosotros mismos “a Dios como instrumentos de justicia” (Romanos 6:13).
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