viernes, 16 de agosto de 2013

Reflexión viernes 16 de agosto

Almohada para el cuello

¿Has visto esas almohadas que venden para el cuello? Pues resulta que un carro me paso recogiendo a las 3:30am para llevarme al aeropuerto ya que volaba a las 6:30am. Estaba pensando en lo mucho que necesitaba dormir en el avión y a veces me cuesta así que después de al menos 10 minutos pensando me decidí comprar una de esas almohadas. Ya en el avión me subí y la puse cómodamente en mi cuello… sólo para descubrir al cabo de cinco minutos que estaba mucho mejor sin ella. Es más, descubrí lo cómodo que era recostar mi cabeza sin ningún soporte y estoy 100% seguro que si no hubiera probado con la almohada, no hubiera sentido tan cómodo recostarme así nomas.

En eso Dios irrumpió en mis pensamientos y me di cuenta que la salvación es muy parecida a esto. Podríamos preguntarnos por qué Dios no nos salvó de un solo, por qué nos permite estar expuestos a este mundo tan malo, por qué nos deja a nuestras carnes tan propensas de pecar y desear lo malo, por qué permite que el enemigo este ahí como león rugiente. Dios es soberano y tal vez nunca lo comprenderemos totalmente; pero algo que pensé es que así podemos apreciar tanto esta hermosa salvación:

¡No hay nada mejor!

Nada se compara con meditar en el cielo donde no habrá violencia ni enfermedades; nada se compara a esta nueva naturaleza que recibimos de Cristo, ella lucha contra nuestras propias carnes porque quiere hacer lo bueno, ¿has disfrutado de la Presencia de Dios? Esa es tu nueva vida en Cristo, y el cielo será perfecto en ese sentido. Nada se compara con la gloria de Cristo brillando, iluminándolo todo y luego que nosotros sufrimos por el acusador, llegamos a los pies del Abogado que nos muestra sus manos horadadas. Manos y pies que nos dicen que somos de Él. Que Él nos ama, que nos perdona, que estaremos con El por siempre.

Puede ser que estés luchando con algo, que algún pasado te atormente, o una debilidad te derrote constantemente, o tal vez es una enfermedad o sufrimiento que te ha tocado. ¡No te enfoques en eso! Cristo es la respuesta, el pasado más bien te permite meditar en el glorioso futuro que te espera y el presente que Cristo te ha comprado. El pecado con el que luchas puede ser derrotado con el poder de la sangre de Cristo, la cuál no sólo es para perdón, sino también para libertad total. Ese sufrimiento pasará, si tal vez no en esta vida, recordá que la verdadera vida aún no ha comenzado: esta solo es la sombra, y pronto disipara ante la luz de la gloria del Cordero. A el adoremos, en el meditemos hoy. Él es mejor soporte para nuestras vidas.

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