Lecciones de unos fumadores
Acabo de leer un artículo sumamente
interesante en el New York Times que contaba de un estudio realizado a fumadores/no
fumadores. El estudio trataba de encontrar una relación estadística para ver
por qué los fumadores fuman. Contrario a la intuición, se vio que no en todos
los casos eran adictos, muchos podían dejarlo. Tampoco se trataba de
ignorancia, porque se encontró que estaban informados al menos igual que los no
fumadores, en algunos casos hasta más. Tampoco era un deseo patológico de tomar
altos riesgos. ¿Entonces que era?
No puedo poner todos los específicos
de cómo lo analizaron, pero vieron que es un rasgo de la personalidad en el que
estas personas tienen una relativa inhabilidad para posponer la satisfacción y
respetar consideraciones a largo plazo (como su salud). En otras palabras: un
pobre dominio-propio.
Eso me dejó perplejo porque me puse a
pensar que aunque yo no fumo, si he visto otras formas de este mal (falta de
dominio propio) en mi vida y en las vidas de otros. Tal vez no todos los que
lean esto les aplique. Pero piensa en todas esas cosas que hacemos para obtener
una satisfacción inmediata en vez de sacrificar para obtener algo mejor
después.
Ese sacrificio se expresa en
diferentes maneras, puede ser tiempo cuando te toca esperar por algo mejor.
Puede ser algún tipo de sacrificio menor como tener que levantarte temprano
para hacer ejercicio y evitar comer a lo loco cada vez que tenes un plato
enfrente. Cuesta mucho porque con un día de dieta y ejercicio no se logra el
objetivo, son una serie de muchos días, muchas comidas comedidas, pero el
resultado a la larga vale la pena. O puede ser en otras áreas como la inmoralidad
sexual o el mal uso del dinero. Siempre está la opción de la gratificación
inmediata en vez de esperar a la mejor; es difícil ahorrar y no digamos la lucha
por la pureza en todos sus sentidos. O tal vez es en algo tan sencillo como decidir
orar cierta cantidad de tiempo todos los días para mejorar tu relación con
Dios. Nos encantan los campamentos o conciertos porque disfrutamos de la Presencia
de Dios en eventos increíbles, pero qué cuesta ser diligente en orar esos 30 minutos
por la mañana o la noche… todos los días.
Si te has visto en alguna de esas
situaciones y el dominio propio es un problema para vos quiero decirte un par
de cosas al respecto:
1.
El
dominio propio es parte del fruto del Espíritu: en esa famosa lista de amor,
gozo, paz, paciencia… al final se menciona la templanza, que en muchas
ocasiones también se traduce como “dominio propio”. Para lograr este fruto en
nuestra vida, tenemos que andar en el Espíritu lo que significa darle el
control a Él y obedecerlo.
2.
Se
logra con perseverancia:
Por lo cual te aconsejo que avives el
fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. 7Porque
no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. (2 Timoteo 1:6-7,
énfasis añadido)
Dios te da el
empujón espiritual para el dominio propio, pero es tu responsabilidad AVIVAR el
fuego. Para que una fogata no se apague hay que estarle 1)poniendo leña y 2)constantemente.
El dominio propio se logra en las trincheras, poniéndole ganas aun cuando no
sintas hacerlo, orando cuando no sentís nada, esperando cuando lo queres para ya,
huyendo cuando no podes resistir. Y es algo de todos los días.
3.
Necesitas
ayuda: si ves el contexto del versículo anterior Pablo está hablando de como él
oraba por Timoteo, y luego menciona a la abuela y a la madre de Timoteo.
Timoteo no estaba solo, vos tampoco tenes que estarlo. Primero contas con el
Espíritu, pero también necesitas de personas que te acompañen, un amigo para hacer ejercicio, un líder para
darle cuentas, un amigo a quien contarle como estas.
¿Podes lograrlo?
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