LA LENGUA –
Parte 2
Hace dos semanas empezamos esta serie
acerca de la lengua, esa vez hablamos del cuidado que tenemos que tener cuando
nos referimos a alguna autoridad porque ese es un tema muy específico. Pero
ahora quiero hablar algo más general.
Leer Santiago 3
Este capítulo lo titularon “la lengua”
y apenas en el versículo dos declara “Porque todos ofendemos muchas veces. Si
alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar
todo el cuerpo.” En mis años de ser cristiano nunca había relacionado la
perfección con “no ofender en palabra”, pero Santiago aclara que el que puede
controlar su lengua, su cuerpo entero también le sigue. Mira estos versículos:
Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se
jacta de grandes cosas. He aquí, !!cuán grande bosque enciende un pequeño
fuego! 6Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está
puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda
de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. 7Porque
toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se
doma y ha sido domada por la naturaleza humana; 8pero ningún hombre
puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de
veneno mortal. 9Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella
maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. 10De
una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser
así. 11¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y
amarga? (Santiago 3:5-11)
Yo creo que lo que hablamos es muy importante, al menos para Dios lo
es, y no sólo importante, sino que también muy
poderoso. En este pasaje veo dos cosas muy importantes:
1.
La
lengua tiene poder
Aquí dice que la lengua “inflama la
rueda de la creación” y eso es completamente cierto. Se han hecho experimentos
demostrando que las personas que les hablan amablemente a las flores pueden
hacerlas florecer mejor. He visto familias que tienen años de no hablarse por
una palabra que dijo una persona, porque la lengua tuvo más poder que la sangre
en esos casos. Y yo personalmente una vez estaba pasando por una cuerda de
acero en un reto de un campamento y ya quería soltarme, pero el equipo entero
me empezó a apoyar y a decir que me faltaba poco (aunque iba a la mitad) y que
siguiera avanzando. Todavía me acuerdo mi alegría cuando lo terminé, lo curioso
es que 6 meses después con 10 libras de menos intenté pasarla y no pude. Esas
palabras me empoderaron esa vez.
2.
El
poder que tiene a la lengua
Con esto me refiero a que Santiago
pone bien claro que la lengua puede incendiar la creación, pero quien incendia
a la lengua es el mismo infierno. Una vez que Jesús contó a sus discípulos que
iba a ir a la cruz, Pedro le dijo que mejor eso no y Jesús le replicó “apártate
de mí Satanás”. Esas palabras venían del diablo, y si “el gran Pedro” cayó en
esto nosotros podemos errar igual. La pregunta es, ¿quién determina lo que
dices? Es la situación, son tus malos hábitos, ¿será el mismo diablo? O cuando
abres la boca es para bendecir a los demás, para dar palabras de motivación o
incluso corregir a alguien cuando se equivoca pero con tacto. Tu lengua tiene
señor, o será Cristo y su Palabra o será otro, pero tú decides.
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