viernes, 24 de mayo de 2013

Reflexión viernes 24 de mayo de 2013


LA LENGUA – Parte 2 

Hace dos semanas empezamos esta serie acerca de la lengua, esa vez hablamos del cuidado que tenemos que tener cuando nos referimos a alguna autoridad porque ese es un tema muy específico. Pero ahora quiero hablar algo más general.

Leer Santiago 3

Este capítulo lo titularon “la lengua” y apenas en el versículo dos declara “Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.” En mis años de ser cristiano nunca había relacionado la perfección con “no ofender en palabra”, pero Santiago aclara que el que puede controlar su lengua, su cuerpo entero también le sigue. Mira estos versículos:

Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, !!cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! 6Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. 7Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; 8pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. 9Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. 10De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? (Santiago 3:5-11)

Yo creo que lo que hablamos es muy importante, al menos para Dios lo es, y no sólo importante, sino que también muy poderoso. En este pasaje veo dos cosas muy importantes:

1.    La lengua tiene poder

Aquí dice que la lengua “inflama la rueda de la creación” y eso es completamente cierto. Se han hecho experimentos demostrando que las personas que les hablan amablemente a las flores pueden hacerlas florecer mejor. He visto familias que tienen años de no hablarse por una palabra que dijo una persona, porque la lengua tuvo más poder que la sangre en esos casos. Y yo personalmente una vez estaba pasando por una cuerda de acero en un reto de un campamento y ya quería soltarme, pero el equipo entero me empezó a apoyar y a decir que me faltaba poco (aunque iba a la mitad) y que siguiera avanzando. Todavía me acuerdo mi alegría cuando lo terminé, lo curioso es que 6 meses después con 10 libras de menos intenté pasarla y no pude. Esas palabras me empoderaron esa vez.

2.    El poder que tiene a la lengua

Con esto me refiero a que Santiago pone bien claro que la lengua puede incendiar la creación, pero quien incendia a la lengua es el mismo infierno. Una vez que Jesús contó a sus discípulos que iba a ir a la cruz, Pedro le dijo que mejor eso no y Jesús le replicó “apártate de mí Satanás”. Esas palabras venían del diablo, y si “el gran Pedro” cayó en esto nosotros podemos errar igual. La pregunta es, ¿quién determina lo que dices? Es la situación, son tus malos hábitos, ¿será el mismo diablo? O cuando abres la boca es para bendecir a los demás, para dar palabras de motivación o incluso corregir a alguien cuando se equivoca pero con tacto. Tu lengua tiene señor, o será Cristo y su Palabra o será otro, pero tú decides.

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