La
Lengua – Parte 1
Antes,
cuando un hombre de negocios decía una cantidad y una fecha de pago, se
consideraba tan válido como una factura de hoy. Era más preciado que un papá
dijera palabras honrosas de su hijo en una plaza, que el último carruaje del
año y cuando lo que decía era un maldición… eso determinaba la vida del hijo
para siempre. Hoy con la tecnología las palabras van y vienen; si tenés tu
cumpleaños en Facebook fijo recibís decenas (sino cientos) de felicitaciones,
cuantos mensajes (whatsapp, bb´s, txt) se envían a diario, cuantas
conversaciones con tu familia, amigos, o con Dios... Parece que las palabras se
han devaluado. Pero no en el bolsa de valores de Dios. La Palabra dice que Dios
es el mismo ayer, hoy y por siempre. Y Él dijo una vez: “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los
hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.” (Mateo 12:36).
Hoy
vamos a empezar una nueva serie acerca
de las palabras: el uso de la lengua.
Creo que tenemos que valorar las cosas como Dios las valora y muchas veces nos
enfocamos en cuidar no usar palabras soeces o vulgares, pero la Biblia va mucho
mas allá. Por eso te quiero preguntar,
¿Qué tanto criticas a la autoridad?
En
una ocasión María y Aarón, hermanos de Moisés, hablaron mal de él, criticándolo
porque no se había casado con una mujer hebrea. Empezaron a decir que acaso no
eran ellos también profetas y Dios hablaba por ellos. Dios lo escuchó y los
llamó a una reunión a los tres (imagínense la escena en Números cap12). Dios
les reclamó diciendo “¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?” Y se llenaron de lepra
que al final Moisés mismo tuvo que orar por ellos para que Dios les quitara la
lepra.
Dios
no se toma a la ligera el hablar mal de la autoridad. Y la autoridad es puesta
por Dios: nuestros padres, nuestros maestros, nuestros empleadores, nuestras
autoridades civiles. No son perfectos, tal vez sean hasta malos o hayan llegado
ahí con engaño (las autoridades) pero Dios los tiene ahí por una razón y a
nosotros nos corresponde respetarlos con nuestras acciones y palabras. Pensa por un momento: la Biblia dice que Dios es el que quita y pone reyes,
muchas veces hay reyes malos porque ese es el juicio que se merece cierta
nación; que cambie la nación y cambiará su rey. La vida que tenes, Dios usó a
tus padres como el medio. El trabajo que te provee, las clases que te forman, y
la lista continúa. Si tenes una queja, hablá con esa persona, pero no critiques
la autoridad porque de toda palabra ociosa (inútil) daremos cuenta.
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