1 Reyes 8:11-60
Este es un pasaje que me reconforta mucho, porque quien denosotros no ha sentido alguna vez que nuestras oraciones no pasan del techo ocreemos que Dios no nos escucha? Muchas veces lo sentimos porque tal vez noestamos bien en nuestra comunión con El, o hemos fallado, o porque estamos enmedio de una situación muy difícil de la que no parece haber salida y nopodemos sentir su ayuda.
Este pasaje bíblico nos relata la oración que hizo Salomónfrente a todo el pueblo de Israel, después de haber construido el grandiosotemplo a Jehová, y después de haber trasladado el arca del pacto dentro de el.Su bella oración nos detalla dos grandes verdades:
La primera habla de la gran fidelidad de Dios para cumplirsus promesas. Lo que el había prometido al rey David, que su hijo reinaríadespués de el y que este edificaría casa para Dios, lo cumplió.
La segunda verdad, y casi toda su oración habla de esto, esque Dios siempre, a cada momento y a cada instante esta atento para escuchar laoración de su pueblo. En toda su oración dice que no importa cual sea lasituación alrededor del pueblo, puede haber guerra o hambre, o en el corazónmismo de el pueblo, si oran en la casa que el edifico u oran volviendo su rostroal templo, Dios oirá la suplica y hará justicia.
Quería entender cual era el significado de volver el rostrohacia el templo y, por ello, quise que leyéramos desde el versículo 11 y nodesde que empieza la oración del rey. El versículo 11 describe como, después deque los sacerdotes metieron el arca del pacto en el lugar santísimo, lapresencia y la gloria de Jehová lleno el templo como una nube tan espesa quelos sacerdotes no pudieron permanecer dentro. Es allí donde encontramos nuestrarespuesta, no es el hecho de voltear hacia un lugar o donde estemos que haránuestra oración efectiva, es el hecho de buscar estar en la gloriosa presenciade nuestro Dios de amor. Aun Salomón dijo, que ni los cielos físicos abarcan oencierran la grandeza de Dios, mucho menos lo hace alguna casa o temploterrestre.
Ese Dios grande y majestuoso, que ni aun los cielos puedencontener su grandeza, ese Dios excelso y eterno cuya grandeza no podemosentenderla oye el clamor y la oración de sus siervos, si buscamos entrar en supresencia y dejarnos abrazar por esa nube de amor y compasión. No importa quehallamos fallado y pecado contra El o contra nuestro prójimo, no importa cuandifícil sea el problema en que nos encontremos, busquemos su nombre, busquemos su presencia y el nos escuchara y nos hará justicia, atenderá nuestra petición. Elsiempre estará atento y escuchando. Además el oír de Jehová no depende de ondasde sonido en el aire, como el de nosotros, el puede “oír” expresiones aunque seemitan sin voz alguna en los corazones humanos, si ese corazón llega a supresencia contrito y humillado.
“52 Estén, pues, atentos tus ojos a la oración de tu siervo y a laplegaria de tu pueblo Israel, para oírlos en todo aquello por lo cual teinvocaren;
61 Sea, pues, perfectovuestro corazón para con Jehová nuestro Dios, andando en sus estatutos yguardando sus mandamientos, como en el día de hoy”.
Amen.
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