martes, 11 de junio de 2013

Reflexión Martes 11 de Junio, 2013

Hace unas semanas empezamos a descubrir un poco más la naturaleza de Dios revelada a través de sus muchos nombres. Ya hemos conocido a Dios como
·         Jehová Jireh: Dios mi Proveedor
·         Jehová Shalom: Dios mi Paz
·         Jehová Nissi: Dios mi Estandarte
·         Jehová Raah: Dios mi Pastor

Hoy vamos a conocer a Dios como…
Jehová-Rafá
E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua.
23 Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara.
24 Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber?
25 Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó;
26 y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.
Éxodo 15:22-26

La primera vez que encontramos a Dios revelándose así mismo como Jehová Rafá los israelitas acababan de ser liberados de la esclavitud de Egipto y habían experimentado el poder de Dios al partir el Mar Rojo en dos. Su euforia por el milagro del que habían sido testigo pronto fue cambiada por quejas al encontrarse sedientos y sin agua disponible de donde saciarse. Luego de convertir (sanar)el agua amarga en agua dulce, en medio de su amargura y su dolor, el Señor se manifiesta a ellos como Jehová Rafá- Jehová tu sanador.

La palabra hebrea “rafá” significa restaurar, sanar o curar. Pero ¿de qué necesitamos ser sanados? En un momento de su vida David le pidió a Dios restauración o sanidad en tres áreas:
Salmos 6:2-3

Emocional:         Tenme compasión, Señor, porque desfallezco;
Física:                   Sáname, Señor, que un frío de muerte recorre mis huesos.
Espiritual:           Angustiada está mi alma; ¿hasta cuándo, Señor, hasta cuándo?

Sanidad emocional. El dolor emocional causado por el abuso, la mentira, la traición, el desamor, la injusticia, etc. puede llegar a ser tan doloroso e insoportable como cualquier dolencia física, y, en algunos casos, puede ser la causa misma de una enfermedad del cuerpo. Jehová Rafá se interesa por los asuntos del corazón. La Biblia dice que “El sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas” (Salmos 147:3).

 Sanidad física. La enfermedad física es algo que todos experimentamos en algún momento de nuestra vida, ya sea en nuestros propios cuerpos o a través de una persona que amamos. La Biblia esta llena de ejemplos del toque sanador de Dios. Por ejemplo, en 2 Reyes 20 encontramos al rey Ezequías enfermo y a punto de morir. Mira lo que pasó como resultado de su intercesión: “Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano…Y añadiré a tus días quince años” (2 Reyes 20:5-6)
En sus cortos tres años de ministerio también vemos a Jesús invirtiendo una buena cantidad de tiempo sanando enfermedades del cuerpo.

Sanidad espiritual. Esta es por mucho el área de sanidad o restauración que más le interesa a Dios. Sin Jesús, las noticias por nuestra condición espiritual decaída por el pecado son desalentadoras:Porque la paga del pecado es muerte…” (Romanos 6:23a). Pero Jehová Rafa ve nuestra enfermedad espiritual y a proveído restauración por medio del sacrificio de Jesús en la cruz: “…mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 6:23b), y es Su sangre sanadora la que nos limpia de todo pecado (1 Juan 1:7).

¿Estás en necesidad de conocer a Dios como Jehová Rafá, Dios tu sanador? Está bien consultar a los profesionales en busca de ayuda física o emocional, muchas veces Dios provee sanidad a través de la medicina y de estas personas estudiadas. Pero nunca olvides consultar con el médico por excelencia. ¡Él puede sanar tu cuerpo, tu espíritu y tu corazón!

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Isaías 53:5

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