Hijos de Dios
Creo que hay verdades
bíblicas que es bueno tenerlas presente y recordarlas seguido. Hace unos cuatro
meses tuvimos un campamento llamado ADN donde aprendimos que nuestra identidad
se basa en que somos hijos de Dios. Esto afecta todo lo que somos y por ende
todo lo que hacemos. Entonces hoy sólo quiero recordarte tres cosas que
encontramos en Romanos:
Pues todos los que son
guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han recibido un
espíritu que los esclavice al miedo. En cambio, recibieron el Espíritu de Dios
cuando él los adoptó como sus propios hijos. Ahora lo llamamos «Abba, Padre». Pues
su Espíritu se une a nuestro espíritu para confirmar que somos hijos de Dios. Así
que como somos sus hijos, también somos sus herederos. De hecho, somos
herederos junto con Cristo de la gloria de Dios; pero si vamos a participar de
su gloria, también debemos participar de su sufrimiento. Sin embargo, lo que
ahora sufrimos no es nada comparado con la gloria que él nos revelará más
adelante. (Romanos 8:14-18)
- Somos adoptados – hijos de Dios
2.
Podemos tener
intimidad con Papá
La Palabra no utiliza
el vocable formal para decir Padre, sino que utiliza la palabra Abba. Era la
expresión más íntima que existía como cuando un niño le expresaba su amor a su
papito jugando con él. Dios mismo nos dice que ahora lo llamamos Abba y tenemos
esa cercanía con él. No se basa en tus obras, no se basa en tu record perfecto
de santidad, no se basa en tu teología o madurez. Se basa en la pura gracia de
Dios que nos amó aun siendo pecadores y nos dio lugar en su corazón.
3.
Tenemos una
herencia
A Papá no solamente le
bastó amarnos y perdonarnos el castigo terrible que nos correspondía. Fue más
allá y nos dio una herencia especial. Yo no tengo un tío rico, pero tengo un
Papá que es dueño del oro y la plata. Tal vez no tenga las mejores habilidades
o talentos en los genes, pero tengo un Papá que me da dones espirituales sólo
porque sí y la única condición que me pone es ¡que los use! Tengo la mejor
herencia de mundo incluso si me toca sufrir por Dios, sería el honor más grande
porque El que me consiguió esta herencia dio su vida en sacrificio por mí,
¿cómo no darlo todo por El?
No hay comentarios:
Publicar un comentario