ORDENA
MI CAMINO
1Bienaventurados
los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová… 5¡Ojalá fuesen ordenados mis
caminos para guardar tus estatutos! 6Entonces
no sería yo avergonzado, cuando atendiese a todos tus mandamientos. 7Te alabaré con rectitud de
corazón cuando aprendiere tus justos juicios. 8Tus estatutos guardaré; no me dejes enteramente. 9¿Con qué limpiará el joven
su camino? Con guardar tu palabra. 10Con
todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos. (Salmo 119:1,5-10)
El salmo 119 es un reto para algunos.
Es el capítulo más largo de la Biblia y curiosamente habla acerca de la misma
Biblia. Pero es interesante porque leyéndolo hace poco me pareció ver un
proceso en él. Primero empieza el salmista contando lo bueno que andar en la
ley de Dios, esto son los de perfecto camino. Pero casi inmediatamente hace
como un lamento de que sus caminos no son ordenados… Muchas veces me he
identificado con él. Como quisiera que mis caminos fueran ordenados. Y hay
algunos que hasta luchan porque aunque creen en Dios de corazón, sus vidas no
reflejan eso mismo; y tal vez son avergonzados por otros cuando hacen algo
bueno porque les reclaman su doble vida o sus pecados o sus metidas de pata. Si
alguna vez te has sentido así o necesitas ordenar tus caminos, lee el plan de
acción que el salmo 119 nos da:
1.
Aprender
su Palabra
El salmista dice que él alabaría con
rectitud de corazón al aprender los
justos juicios de Dios. Pero a veces ni siquiera sabemos la Palabra. No podemos
vivir vidas que glorifiquen a Dios sin saber lo que Él enseña. Pero como en las
matemáticas las multiplicaciones son memorizadas, así también las instrucciones
de Dios deben ser de memoria. Como esperas recordarte cómo actuar en una
determinada situación si sólo escuchas la Biblia una hora un sábado o domingo,
o si solo la lees por salir de paso y “cumplir”.
2.
Guardar
Imaginate la prenda más especial que
te han regalado; tal vez un reloj, o un anillo o alguna pulsera. Esa prenda, al
no ocuparla, la guardas como si fuera oro; pero al salir la usas con orgullo y
tiene mucho valor para vos, la llevas a todas partes. Así tenemos que hacer una
vez que nos aprendemos los mandamientos: guardarlos muy seguros en nuestros
corazones, apreciarlos, pero llevarlos a todas partes con nosotros. Cumplir
orgullosamente la Palabra y obedecer a Dios no importa enfrente de quien
estemos. Porque no importa lo torcido o sucio que sea nuestro caminar, guardar
Su Palabra va a enderezar y limpiar
nuestro camino.
3.
Buscar
Específicamente buscar la ayuda de
Dios. No trates de cumplir la Palabra simplemente porque es bueno, cumple la
Palabra porque viene de tu Padre. Una vez que conoces las instrucciones de Dios
y las guardas, entonces necesitas confiar en Dios que aunque te cueste, Él te
levantará para que no te devies de sus mandamientos. Entonces bienaventurados los perfectos de camino.
Ese vas a ser vos.
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