COMO NIÑOS
Por
ese tiempo, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: —¿Quién es el
más importante en el reino del cielo? 2Jesús llamó a un niño pequeño
y lo puso en medio de ellos. 3Entonces dijo: —Les digo la verdad, a
menos que se aparten de sus pecados y se vuelvan como niños, nunca entrarán en
el reino del cielo. 4Así que el que se vuelva tan humilde como este
pequeño, es el más importante en el reino del cielo. 5»Todo el que
recibe de mi parte a un niño pequeño como éste, me recibe a mí. (Mateo 18:1-5)
Jesús rara vez daba discursos o
predicas largas sobre enseñanzas. La mayoría de veces enseñaba en el momento y
casi siempre los discípulos le daban muchas oportunidades de enseñar. En esta
ocasión los discípulos estaban discutiendo acerca de cómo ser el mayor. Es
normal que pregunten eso porque los seres humanos tenemos algo que se llama
ambición y queremos sobre salir. Personalmente yo me emociono pensar en las
grandes cosas que podría hacer para Dios. Claro, quiero llegar lejos y todo
para su horna y su gloria. Pero Jesús enseño que ese no debe ser el enfoque.
Debe ser la humillación.
¿Por qué usó un niño como ejemplo? Hay
tres características que tienen los niños que son las que Cristo nos llamó a
ser así:
1.
Humildad
El niño sabe de sus limitaciones
entonces no trata de hacerlo todo. Siempre tiene ese espíritu aventurero pero
conoce que no puede hacerlo todo. Esto también implica tratar a todos por
igual. Los niños no diferencian entre posiciones o talentos. Ellos son como son
con todos y así tenemos que ser nosotros.
2.
Confianza
Es ese “conocer nuestras limitaciones”
lo que nos mueve a depender de alguien mayor. No hay nadie mayor que Cristo y
somos llamados a saber nuestras limitaciones pero confiar en ellas Cristo nos
ayuda y nos lleva donde no podríamos llegar por nuestros medios. Incluso los
niños tienen esa confianza que se tiran sobre sus padres sabiendo que ellos los
van a agarrar. ¿Te tiras así en las manos de Dios? ¿Das los pasos de fe
confiando que Dios tiene el control de todo?
3.
Toma
en serio lo que un grande dice
Un niño cree ciegamente lo que su mamá
o papá le dicen. No le ponen duda, lo que dice papá es la verdad y si alguien
dice lo contrario miente. A medida crecemos nos volvemos temerosos, dudamos
mucho porque conocemos la naturaleza pecaminosa de otros o la nuestra propia. Pero
Dios no es como nosotros. El no miente y siempre…SIEMPRE cumple TODO lo que
dice. Así que si Dios dice algo de nosotros o dice algo que hará por nosotros, así
será. Si alguien (aun nosotros mismos) dice lo contrario, miente. Esa fe es la
que Cristo llamaba a los discípulos y nos llama a nosotros a tener. Seamos como
niños, creámosle todo a Papá.
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