martes, 8 de octubre de 2013

Reflexión Martes 8 de Octubre, 2013

Mi Mejor Amigo

Yo los he amado a ustedes tanto como el Padre me ha amado a mí. Permanezcan en mi amor. 10 Cuando obedecen mis mandamientos, permanecen en mi amor, así como yo obedezco los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.11 Les he dicho estas cosas para que se llenen de mi gozo; así es, desbordarán de gozo. 12 Éste es mi mandamiento: Ámense unos a otros de la misma manera en que yo los he amado.13 No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos. 14 Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. 15 Ya no los llamo esclavos, porque el amo no confía sus asuntos a los esclavos. Ustedes ahora son mis amigos, porque les he contado todo lo que el Padre me dijo. 16 Ustedes no me eligieron a mí, yo los elegí a ustedes. Les encargué que vayan y produzcan frutos duraderos, así el Padre les dará todo lo que pidan en mi nombre. 17 Este es mi mandato: ámense unos a otros.
Juan 15:9-17

Hoy quiero hablarles de mi mejor amigo. Si lo conocen probablemente están tan enamorados de Él como yo. Nuestra historia de amistad se remonta a mi niñez. Desde pequeña había escuchado hablar de lo maravilloso que era. Como a los 6 años acepté su “solicitud de amistad” (debo confesar que no recuerdo con exactitud cuando fue) y nos empezamos a llevar bien, aunque todavía no éramos los amigos más cercanos. Fue hasta en mi adolescencia cuando de verdad nos volvimos íntimos. Todavía recuerdo el campamento en que le dije “hoy sí, está amistad va en serio” y empezamos a relacionarnos y a hablar todos los días. Mi diario se empezó a llenar de todo lo que me decía y como su compañía me traía aliento.

Pero déjenme contarles un secreto, esta no es una amistad cualquiera. Es una amistad condicional. Para poder ser su amiga tengo que obedecer todo lo que Él dice (v. 14). Puede que suene pesado, pero una vez lo empiezas a conocer y empiezas a experimentar lo que Él proporciona a la amistad, obedecer se vuelve más fácil. Es más, puedo decir con confianza que Él es el amigo perfecto. Tengo varias razones para dar este argumento con seguridad: Él es el tipo de amigo que toma la iniciativa, Él me eligió a mí y no al contrario (v. 16). A Él le encantan las muestras de amor y ama sin condición. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos…y eso fue exactamente lo que Él hizo por mi (v. 13). Él confía en mí al punto de contarme todo lo que su Padre le dice y encomendarme responsabilidades importantes (v.15). Él es mi ejemplo a seguir en todo, incluyendo en el asunto que les comenté de la obediencia. Él no me pide nada que Él mismo no haya hecho primero (v. 10).

¡En fin! Podría hablarles horas y horas sobre mi mejor amigo y de todo lo que hemos vivido juntos. ¡Cada vez que estoy con Él siento que mi corazón estalla de alegría, de gozo (v. 11)! Si alguno de ustedes lo conoce como yo, seguro saben a lo que me refiero.

Ahorita que lo pienso, no les he dicho su nombre. Mi mejor amigo se llama Jesús.

Y tú, ¿ya aceptaste Su solicitud de amistad?

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