viernes, 22 de febrero de 2013

Reflexión viernes 22 de febrero


SED DE DIOS

¡Cuán preciosa, Dios, es tu misericordia! ¡Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas! Serán completamente saciados de la grosura de tu Casa y tú les darás de beber del torrente de tus delicias, porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz. (Salmo 36:7-9)

¿Cuál ha sido tu agenda esta semana? ¿Cuántas horas le has dedicado tu atención completamente a Dios? ¿Has estado muy ocupado con tus clases o trabajo? A veces se vuelve difícil orar especialmente cuando no hemos tenido tanta comunión con Dios. Otras veces le hemos fallado a Dios y nos da pena presentarnos delante de Él porque nos sentimos muy culpables aunque tal vez ya le pedimos perdón. No importa cuál sea tu situación, si realmente queres recibir de Dios hay algo que podés hacer para acercarte a Él y eso es: Adorarlo.

Adorar no es cantar, no es recitar palabras bonitas o de amor, no es ni siquiera portarse bien… aunque cada uno de estos podrían ser expresiones de adoración. Pero una forma sencilla de ver la adoración es que en tu corazón determines que Dios es el centro de tu vida y no habrán dioses aparte de Él. Es buscar y llegar a gozar de la presencia de Dios y nada más que eso. No debes buscar llenarte con nada más que la presencia de Dios, y no debes conformarte con nada menos que eso (A. Rodgers). Una forma práctica de adorar es estar con Dios pero no pedirle por peticiones, no pensar en tus debilidades o pecados  ni tratar de aprenderte un versículo o seguir el orden correcto de la oración; sólo detenerte un momento y pensar en la grandeza de Dios, pensar en su poder incomparable, en su sabiduría inigualable; por ejemplo, existen trillones de estrellas y Él conoce sus nombres y a la vez sabe cuantos cabellos hay en tu cabeza. ¡Dios es hermoso!

Cuando adoras a Dios todo queda en perspectiva. Si estabas con problemas, se ven diminutos e insignificantes. Tus necesidades pasan a un segundo plano. Tu corazón es llenado increíblemente y no te sentís necesitado de algún amigo, novio o familiar. Llega ese momento donde sólo queres obedecer a Dios y si tu vida se ha sentido monótona, rutinaria o gris, de repente cobra sentido. Aún tu dolor o herida recibe consuelo y sanidad. Sólo por estar en la presencia de Dios.

No importa cuan necesitado estés en este momento y cuantas peticiones tengas. Primero, adora a Dios, tal vez lo único que necesitas es eso. Dicen que tomamos tan poca agua que muchas de la veces que sentimos hambre lo que realmente tenemos es sed. Tal vez tu hambre de placer, éxito, afecto o incluso paz... es realmente sed de Dios. Busca la presencia de Dios, no te llenes con nada más que eso y no te conformes con nada menos que eso.


*Un consejo: buscar a Dios no es como calentar algo en el microondas, buscar a Dios implica esperar delante de Él, a veces sin palabras o tal vez con una canción de fondo, pero confiando en que Él está ahí en tu cuarto o baño o donde sea que te apartes; lo que importa es tu actitud, pero Él está cercano a todos los que lo buscan, a los que lo buscan de veras.

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