jueves, 20 de octubre de 2011

De la Armadura – El poder de una fe compartida

Leer: Hebreos 10:1-25, y Hebreos 11
En la Antigua Roma, una de las formaciones militares que utilizaban para el combate era la Formación Tortuga (puedes leer más en este link: http://es.wikipedia.org/wiki/Tortuga_(formación)). Esta forma de marchar consistía en que los soldados se cubrían con sus escudos solapándolos a modo de caparazón, de allí el nombre, mientas que la primera fila de hombres protegía el frente de la formación con los suyos levantándolos hasta el centro de su cara.
En Efesios 6, la fe es comparada con un escudo que apaga las flechas encendidas lanzadas por el diablo. Si hay un capítulo que hable sobre fe es Hebreos 11 conocido como el salón de la fama de la fe. Sin embargo, algo me llama la atención – la mayoría de los héroes mencionados actuaron solos, o al menos al inicio, les tocó ser los primeros en ejercer la fe (Noé, Abraham, Moisés, Josue). Ellos recibieron una promesa de Dios, y les toco dar el primer paso. Luego se les fueron uniendo más personas como sus familias, sus hijos, su pueblo o sus soldados. Cuanta fortaleza debieron haber recibido al ya contar con este apoyo adicional
Muchas veces en nuestro caminar cristiano nos toca ser los primeros y a veces sentimos como que somos los únicos que estamos en los caminos de Dios. Pero si abrimos bien los ojos veremos que hay más soldados al igual nuestro aferrándose al escudo de la fe para defenderse. Si nos acercamos podemos compartir nuestra fe para protegernos unos a otros.
El capítulo anterior a Hebreos 11 el autor da una excelente consejo para nuestro andar “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;” versos 23-25
EN TU CUADERNO  escribe los nombres de tres personas a los que te acercarás para preguntarles cómo puedes ayudarles a fortalecer su fe.


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