viernes, 7 de febrero de 2014

Lejos de Dios - 7 de febrero de 2014

Alguna vez has estado en un desierto sin Dios? Hoy hablaba con un amigo y me comentaba que le ha estado prestando mucha atención al pecado en su vida. Como si eso fuera lo único real. Yo también he estado ahí, esas veces que tal vez te sentís lejos de Dios y si te acercas es solamente para tratar de explicar el por que de tanto pecado; decidis orar unos 15 minutos y pasas los primeros 10 pidiendo perdón y los otros 5 intentando no sentirte culpable. Espero que pocos se sientan identificados con esto, pero si no es así, entonces te tengo una respuesta: el amor de Cristo.

Tal vez es lo que más has escuchado y reconoces, pero déjame describírtelo un poco con la traducción de esta canción:


Se que te necesito
Necesito amarte
Me encanta verte, pero ha pasado tanto tiempo
Anhelo sentirte
Siento esta necesidad por Ti
Y necesito oírte
¿Qué tiene esto de malo?

Entonces Tú me llamas
Al acercarme te temo
Me da miedo contarte
Todo lo que he hecho
Acaso ya no perdonas?
Acaso puedes ver debajo de mi pretensión?
Estoy tan cansado de defender, Señor
Lo que me he convertido
En que me he convertido?

Pero te escucho decir: mi amor es más alto, es aún más bajo
Es más profundo y te rodea
Los momentos que estas sanando
También cuando se rompe tu corazón
Los momentos cuando sientes como que has caído de mi gracia
Los momentos que estas sufriendo
Los momentos que te sano
Cuando estas hambriento y te ves tentado a robar
Los momentos de confusión y caos y dolor
Ahí estoy en tu pena bajo el peso de tu vergüenza
Ahí estoy en tu tristeza
En medio de tu tormenta
Mi amor te sostengo, por el poder de mi diestra
No me importa donde has caído, donde has estado
Nunca te abandonaré
Mi amor nunca falla, siempre es fiel


Y para que lo leas en la Biblia:

¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como éstas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra? 32 Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás? 33 ¿Quién se atreve a acusarnos a nosotros, a quienes Dios ha elegido para sí? Nadie, porque Dios mismo nos puso en la relación correcta con él. 34 Entonces, ¿quién nos condenará? Nadie, porque Cristo Jesús murió por nosotros y resucitó por nosotros, y está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios, e intercede por nosotros.
35 ¿Acaso hay algo que pueda separarnos del amor de Cristo? ¿Será que él ya no nos ama si tenemos problemas o aflicciones, si somos perseguidos o pasamos hambre o estamos en la miseria o en peligro o bajo amenaza de muerte? 36 (Como dicen las Escrituras: «Por tu causa nos matan cada día; nos tratan como a ovejas en el matadero»). 37 Claro que no, a pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por medio de Cristo, quien nos amó.
38 Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios,[m] ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. 39 Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor. (Romanos 8:31-39)


Recibí el amor de Cristo, pedile perdón y arrepentite de tus pecados, pero sobre todo confía en que El te limpia y te recibe con los brazos abiertos. Es necesario que nos acerquemos a El creyendo que nos va a recibir y estará para nosotros. Ese es el amor de Cristo, no es como el hombre que ama por conveniencia, que perdona hasta cierto punto. Es el amor que nos rodea y nos alcanza, nos perdona y nos da fuerzas para no pecar, nos satisface de modo que no necesitamos nada de nadie más y nos cambia a su imagen y semejanza. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario