martes, 17 de septiembre de 2013

Reflexión Martes Septiembre 17, 2013

Hijos de Dios- Privilegios

El fin de semana pasado durante el campamento exploramos la esencia de quiénes somos y quedamos convencidos de que lo que nos define es nuestra identidad como hijos de Dios. También aprendimos que en el momento en que Dios nos adoptó como sus propios hijos adquirimos todos los derechos, privilegios y responsabilidades de vienen incluidos con ser hijos de nuestro Padre Celestial. Hoy quiero que nos adentremos un poco en cuatro de los muchos privilegios que adquirimos. Al leer descubrirás que en el campamento también mencionamos algunos de estos privilegios:
Como hijo(a) de Dios tengo el derecho de…
·         Hablar, acercarme y conocer a Dios como un Padre bueno y amoroso. En el momento en que aceptamos Su invitación de ser sus hijos se nos otorgó el gran privilegio de acercarnos libremente, sin miedo, tener una relación íntima con Él, y llamarlo Abba Padre (papito). Orar es un privilegio concedido a los hijos de Dios.
“Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos.” Hebreos 4:16
“Gracias a Cristo y a nuestra fe en él, podemos entrar en la presencia de Dios con toda libertad y confianza.” Efesios 3:12
“…debido a que somos sus hijos, Dios envió al Espíritu de su Hijo a nuestro corazón, el cual nos impulsa a exclamar «Abba, Padre»” Gálatas 4:4
·         Recibir al Espíritu Santo. La labor del Espíritu Santo en los hijos de Dios es amplia. Él se encarga, entre muchas cosas, de:
o   Guiar (Romanos 8:14)
o   Recordarnos que somos hijos de Dios (Romanos 8:16)
o   Convencer de pecado, de justicia y juicio (Juan 16:7-11)
o   Consolar (Juan 14:16)
o   Ayudarnos en nuestras debilidades (Romanos 8:26)
o   Interceder por nosotros ante el Padre (Romanos 8:26)
o   Enseñar (Juan 14:26)
·         Ser disciplinado por Dios. Sí, aunque suene extraño, ser disciplinados por Dios es un 
       p-r-i-v-i-l-e-g-i-o. Disciplina porque nos ama…tanto que decide interferir en nuestras vidas y corregirnos. Es un acto de amor.
“¿Acaso olvidaron las palabras de aliento con que Dios les habló a ustedes como a hijos? Él dijo: «Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor  y no te des por vencido cuando te corrija. Pues el Señor disciplina a los que ama  y castiga a todo el que recibe como hijo».” Hebreos 12:5-6
·         Relacionarme con otros creyentes como miembros de una sola familia. Al aceptar a Dios como Padre también adquiriste hermanos y hermanas en Cristo, y puedes encontrar estos hermanos en todas partes del mundo. ¡Es una familia extensa!


¡Te animo a que le saques provecho a los derechos que tienes como hijo de Dios!

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