Hijos de
Dios- Privilegios
El fin de
semana pasado durante el campamento exploramos la esencia de quiénes somos y
quedamos convencidos de que lo que nos define es nuestra identidad como hijos
de Dios. También aprendimos que en el momento en que Dios nos adoptó como sus
propios hijos adquirimos todos los derechos, privilegios y responsabilidades de
vienen incluidos con ser hijos de nuestro Padre Celestial. Hoy quiero que nos
adentremos un poco en cuatro de los muchos privilegios que adquirimos. Al leer
descubrirás que en el campamento también mencionamos algunos de estos
privilegios:
Como
hijo(a) de Dios tengo el derecho de…
·
Hablar, acercarme y conocer a Dios
como un Padre bueno y amoroso. En el momento en que aceptamos Su invitación de ser sus hijos se nos
otorgó el gran privilegio de acercarnos libremente, sin miedo, tener una
relación íntima con Él, y llamarlo Abba Padre (papito). Orar es un privilegio
concedido a los hijos de Dios.
“Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro
Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos
ayudará cuando más la necesitemos.” Hebreos 4:16
“Gracias a Cristo y a nuestra fe en él, podemos entrar
en la presencia de Dios con toda libertad y confianza.” Efesios 3:12
“…debido a que somos sus hijos, Dios envió al Espíritu de su Hijo a
nuestro corazón, el cual nos impulsa a exclamar «Abba, Padre»” Gálatas 4:4
·
Recibir al Espíritu Santo. La labor del Espíritu Santo en los
hijos de Dios es amplia. Él se encarga, entre muchas cosas, de:
o
Guiar
(Romanos 8:14)
o
Recordarnos
que somos hijos de Dios (Romanos 8:16)
o
Convencer
de pecado, de justicia y juicio (Juan 16:7-11)
o
Consolar
(Juan 14:16)
o
Ayudarnos
en nuestras debilidades (Romanos 8:26)
o
Interceder
por nosotros ante el Padre (Romanos 8:26)
o
Enseñar
(Juan 14:26)
·
Ser disciplinado por Dios. Sí, aunque suene extraño, ser
disciplinados por Dios es un
p-r-i-v-i-l-e-g-i-o. Disciplina porque nos ama…tanto
que decide interferir en nuestras vidas y corregirnos. Es un acto de amor.
“¿Acaso olvidaron las palabras de
aliento con que Dios les habló a ustedes como a hijos? Él dijo: «Hijo
mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor y no te
des por vencido cuando te corrija. Pues el Señor disciplina a los que
ama y castiga a todo el que recibe como
hijo».” Hebreos 12:5-6
·
Relacionarme con otros
creyentes como miembros de una sola familia. Al aceptar a Dios como Padre
también adquiriste hermanos y hermanas en Cristo, y puedes encontrar estos
hermanos en todas partes del mundo. ¡Es una familia extensa!
¡Te animo a que le
saques provecho a los derechos que tienes como hijo de Dios!
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