martes, 3 de septiembre de 2013

Reflexión Martes 3 de Septiembre, 2013

Momentos...

Hace unos días me dí a la tarea de observar la naturaleza con cuidado. Estuve reflexionando en como una simple semilla se convierte en raíz, luego en una planta y así hasta llegar a ser un árbol. Cada cosa va evolucionando, cambiando, incluyendo a nosotros…y así como todo tiene un inicio, también todo tiene un fin. Desde muy temprana edad he tenido este pensamiento que todo lo que hay a mi alrededor, personas, lugares etc. son puros momentos, que eventualmente se irán con el transcurso del tiempo. A medida que han pasado los años, estos "momentos" también han dejado heridas, dudas y miedos. Muchas veces he llegado al punto de mejor no ilusionarme con nada, porque, al fin y al cabo, todo terminará, ¿no es cierto?
Pero esa forma de pensar fue hasta que conocí la gracia, la misericordia y el amor de Dios.
Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, volverás a darme vida, y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra. Aumentarás mi grandeza, y volverás a consolarme. Salmos 71:20 - 21
Dios me hizo ver que sí, todo eso es momentáneo. Pero también me hizo entender dos puntos importantes:
TODO es momentáneo, incluyendo mis aflicciones, dudas y miedos.  Jamás me había detenido a pensar que mis angustias también entran dentro de la categoría de “temporal”, estas NO durarán para siempre! ¿Por qué? Porque como hija de Dios, este no es realmente mi hogar. ¿Se pueden imaginar la clase de gozo que sentí cuando me cayó el veinte de esta realidad?
Porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría. Salmos 30:5
Sin embargo, lo que ahora sufrimos no es nada comparado con la gloria que él nos revelará más adelante. Romanos 8:18
Dios no es momentáneo, Él es eterno. Hay una tan sola cosa que SÍ estoy segura que durará toda mi vida, y aún después de mi vida en la tierra, y eso es que Dios es y será el mismo de ayer, hoy y por los siglos. Su perdón no dura un "momento", mucho menos su amor. Dios no huye, no me abandona, nunca me deja de amar. Puedo contar con su constante presencia en mi vida SIEMPRE.
«Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin —dice el Señor Dios—. Yo soy el que es, que siempre era y que aún está por venir, el Todopoderoso» Apocalipsis 1:8
¡Qué paz tan grande da el saber que mi Dios es eterno y que puedo contar con El todos los días de mi vida!

Si tú también estás agotado con lo momentáneo de esta vida, si estás pensando que las aflicciones parecen nunca terminar, permite que el dolor, las pruebas…esa sed de algo más, sea un recordatorio que este no es tu hogar y que estás en camino a conocer a tu Padre Celestial. Por mientras, descansa en saber que cuentas con el apoyo del Dios eterno, quién no se cansa ni desmaya. 

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