Momentos...
Hace unos días me dí a la tarea de observar la
naturaleza con cuidado. Estuve reflexionando en como una simple semilla se
convierte en raíz, luego en una planta y así hasta llegar a ser un árbol. Cada
cosa va evolucionando, cambiando, incluyendo a nosotros…y así como todo tiene
un inicio, también todo tiene un fin. Desde muy temprana edad he tenido este
pensamiento que todo lo que hay a mi alrededor, personas, lugares etc. son puros
momentos, que eventualmente se irán con el transcurso del tiempo. A medida que
han pasado los años, estos "momentos" también han dejado heridas,
dudas y miedos. Muchas veces he llegado al punto de mejor no ilusionarme con
nada, porque, al fin y al cabo, todo terminará, ¿no es cierto?
Pero esa forma de pensar fue hasta que conocí la gracia, la misericordia y el amor de Dios.
Tú, que me has hecho
ver muchas angustias y males, volverás a darme vida, y de nuevo me levantarás
de los abismos de la tierra. Aumentarás mi grandeza, y volverás a consolarme. Salmos 71:20 -
21
Dios me hizo ver que sí, todo eso es momentáneo. Pero también me hizo entender dos puntos importantes:
TODO es momentáneo,
incluyendo mis aflicciones, dudas y miedos. Jamás me había detenido a
pensar que mis angustias también entran dentro de la categoría de “temporal”,
estas NO durarán para siempre! ¿Por qué? Porque como hija de Dios, este no es
realmente mi hogar. ¿Se pueden imaginar la clase de gozo que sentí cuando me
cayó el veinte de esta realidad?
Porque un momento
será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, y a
la mañana vendrá la alegría. Salmos 30:5
Sin embargo, lo que
ahora sufrimos no es nada comparado con la gloria que él nos revelará más
adelante. Romanos 8:18
Dios no es
momentáneo, Él es eterno. Hay una tan sola
cosa que SÍ estoy segura que durará toda mi vida, y aún después de mi vida en
la tierra, y eso es que Dios es y será el mismo de ayer, hoy y por los siglos.
Su perdón no dura un "momento", mucho menos su amor. Dios no huye, no
me abandona, nunca me deja de amar. Puedo contar con su constante presencia en
mi vida SIEMPRE.
«Yo soy el Alfa y la
Omega, el principio y el fin —dice el Señor Dios—. Yo soy el que es, que
siempre era y que aún está por venir, el Todopoderoso» Apocalipsis
1:8
¡Qué paz tan grande da el saber que mi Dios es eterno
y que puedo contar con El todos los días de mi vida!
Si tú también estás agotado con lo momentáneo de esta
vida, si estás pensando que las aflicciones parecen nunca terminar, permite que
el dolor, las pruebas…esa sed de algo más, sea un recordatorio que este no es
tu hogar y que estás en camino a conocer a tu Padre Celestial. Por mientras, descansa
en saber que cuentas con el apoyo del Dios eterno, quién no se cansa ni
desmaya.
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