Perder de vista
El siguiente estado lo posteó Leo Campbell anteayer en Facebook:
"¿sera posible que sean tan tontos? después de haber comenzado a vivir la vida cristiana en el Espíritu ¿porque ahora tratar de ser perfectos mediante sus propios esfuerzos? ¿acaso han pasado por tantas experiencias en vano? no puede ser que no les hayan servido de nada!..." Gálatas 3:3-4.
el apóstol Pablo hace una comparación de lo que es tener fe en la ley (propio esfuerzo solamente) y fe en Jesús (su obra de perfeccionamiento en nosotros) y mas que una comparación es una exhortación bien clara a CREER EN JESÚS y su obra en nosotros! no solo para salvación, sino para santificación! creamos todos los días en El! hoy dejemos de ser tontos y volvamos a creer!#desafíojosías
Lo copio aquí porque me describió perfectamente como me sentía el lunes. Esa sensación de fracaso, que a pesar de mis logros en este año (me gradué de la universidad! Y otros) me enfoco en mis fracasos, sobre todo aquellas cosas que aun no logro cumplir a cabalidad (llevar una agenda/vida organizada, y otros). Pero estaba perdiendo de vista a Cristo y el hecho que mientras más lo intente a mi manera, voy a seguir fracasando; pero si busco a Dios y hacer su voluntad, dejando que Él trabaje en mí, voy a lograrlo.
Precisamente, hablando de “perder de vista” hubo un maestro de la Biblia que estuvo así. Él conocía bastante de la Biblia, era muy diligente, con metas, muy buen prospecto de líder, pero no conocía a Jesús, no tenía la motivación correcta y a decir verdad, estaba totalmente en contra de Jesús. De hecho, terminó perdiendo la vista literalmente, pero en ese momento finalmente pudo “ver” por primera vez en su vida:
Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. (Hechos 9:3-6)
Saulo (después Pablo) había sido ciego toda su vida porque había caminado siempre intentado agradar a Dios sin conocerlo realmente. Lo triste es ver que nosotros que conocemos a Jesús, intentemos caminar sin Él. Por eso tenemos que aprender de Saulo que en ese instante hizo las dos preguntas más importantes que toda persona debe hacer:
1. Quien eres Señor
2. Que quieres que yo haga
El order es todavía más importante. ¿Queres hacer las cosas bien? ¿Queres agradar a Dios? Primero tenes que preguntarte quién es Él, para buscar conocerlo con todas tus fuerzas. A medida lo conozcas, vas a poder CREEN EN ÉL y saber que Él va a estar con vos para que podas hacer su voluntad (qué quieres que yo haga?). Cuando todo falla (incluyéndote) mira hacia Cristo, Él nunca falla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario